Perú
Protestas en Lima: un tema de desigualdad, peticiones irreales y caos
Manifestantes de varias regiones de Perú llegaron a la capital a exigir la renuncia de la presidenta, la eliminación del Congreso y el adelanto de elecciones. Sin embargo, otra vez todo terminó en caos.
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El jueves fue otra fecha llena de caos para Perú. Miles de manifestantes, defensores de Pedro Castillo, salieron desde las regiones más alejadas del país hasta la capital para hacer sentir sus exigencias.
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Lo mismo ocurre en otras zonas del país, pero especialmente en aquellos departamentos al sur, donde el abandono estatal y la desigualdad han hecho que el pueblo proteste por una transformación en las políticas, incluso arriesgando su propia vida. Así, las diferentes caravanas llenas de estudiantes, indígenas y campesinos avanzan hacia la capital.
Lentamente, se va construyendo la anunciada movilización que se “tomará” Lima y la convertirá en el epicentro de las manifestaciones. Su idea es revivir la protesta de los Cuatro Suyos, que en noviembre del año 2000 logró derrocar a Alberto Fujimori en solo tres días.
Llegan a Lima, esta vez, para pedirle a Dina Boluarte que renuncie, que libere a Castillo y que adelante las elecciones presidenciales para este año. Pero, sobre todo, llegan para hacerse sentir y sensibilizar a una capital a la que, según los manifestantes, no le importa la zona rural.
Gabriela Forero, politóloga y analista de región Andina para Pinkerton, explica que esta necesidad surge de una marginación política y racial. “Las políticas que se aplican en Lima no se aplican a todo el Perú, su identidad indígena (la de los manifestantes) es rechazada y se tiene más mano dura contra ellos que contra una persona blanca de la capital”.
Por eso defienden a Pedro Castillo, a pesar del intento de golpe de Estado y los cargos de corrupción, porque es una figura que representa al pueblo. “Castillo es una narrativa que le ha demostrado al Perú que las regiones tienen poder y que importan”, dice Forero.
Cuando estas personas protestan, no lo hacen solo para apoyar a Castillo, “están protestando en contra de un sistema que las ha excluido, que se ha burlado de ellas y su identidad”. El expresidente es la excusa para quejarse y luchar por los derechos que les han negado.
Además de la renuncia de la presidenta, la liberación de Castillo y el adelanto de elecciones, muchos manifestantes exigen la eliminación del Congreso. Sin embargo, estas demandas son muy difíciles de cumplir. Que Boluarte renuncie significaría que suba al poder José Williams, quien pertenece a la derecha y representa una ideología contraria a la de los protestantes. Por esto, la renuncia de Boluarte empeoraría el clima social actual. “Veo muy complejo que Boluarte renuncie, no creo que sea una posibilidad”, dice Forero.
La eliminación del Congreso es aún más complicada. Primero se tiene que eliminar el voto de confianza, y eso solo puede ocurrir mediante un referéndum. Además, después de esto, explica la experta, faltaría hacer una reforma constitucional que permita la eliminación.
Por último, el tema electoral es complejo. Ya se adelantaron las elecciones para 2024, pero los manifestantes quieren que sean en 2023. Sin embargo, para que esto ocurra, debe haber un acto legislativo en el cual se vote para aprobarlas, un referéndum para eliminar el voto de confianza y el trabajo de logística necesario para que puedan celebrarse.
Todo este panorama en medio de una gran tensión que, al cierre de esta edición, registraba un saldo de 45 muertos desde el inicio de las manifestaciones. Los enfrentamientos en Lima dejaron decenas de heridos y daños materiales incalculables, como un voraz incendio en el centro de la capital.
La situación en Perú parece más difícil que nunca y mientras no se cumplan los mínimos de exigencias de los manifestantes, el país vecino seguirá en el limbo y asfixiado por el caos que se vive desde hace más de un mes.