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El general Eduardo Zapateiro se despacha: le habla al presidente electo Gustavo Petro; le hace advertencias y le pide una rectificación
El saliente comandante del Ejército, general Eduardo Zapateiro, le contó a SEMANA por qué se retiró y le sugirió una rectificación al presidente electo, Gustavo Petro. Entrevista.
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VICKY DÁVILA: Usted acaba de entregar el mando y cuando terminemos la entrevista colgará para siempre su uniforme. ¿Cómo se siente?
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EDUARDO ZAPATEIRO: He sido un tropero, un soldado, presté mi servicio militar obligatorio como bachiller en 1981. Duré 40 años en el Ejército. Me siento tranquilo. Me voy con el honor del deber cumplido. Lo hice en el momento en que debía. La decisión la tomé yo, yo fui el que dio el paso al frente, no me llamó el Gobierno a calificar servicios. No. Lo hice consciente y me siento orgulloso.
V.D.: ¿Por qué pidió el retiro?
E.Z.: Me tocó defender al Ejército en el momento en que me tocaba hacerlo, con principios y valores. Eso no se puede negociar. Toda Colombia sabe que fuimos maltratados por un tuit del entonces candidato Gustavo Petro, hoy presidente electo. A todos los colombianos les quiero decir que lo que hice fue por obligación moral y personal. Eso fue lo que me enseñaron mis padres y es el ejemplo que debo dejarles no solamente a mis hijos, sino al cuerpo de generales y a mis soldados.
V.D.: ¿Tuvo que reaccionar como lo hizo?
E.Z.: Sí. Los generales no somos ningunos sinvergüenzas, ni estamos haciendo pactos con narcotraficantes, como el hoy presidente electo lo dijo. Los generales nos debemos a nuestra carrera, a nuestro pueblo, somos servidores públicos y eso no lo voy a aceptar ni lo iba a aceptar. Dejar ese tuit, así como así.
V.D.: ¿Sabía que responderle a Petro le iba a traer consecuencias?
E.Z.: Sí, soy consciente de que no podía estar con el presidente electo y no voy a esperar a que me digan qué tengo que hacer. Soy un hombre bien formado. Mi padre era un gran médico, al cual siempre llevaré en mi corazón. Mi madre fue una docente que nos enseñó la dignidad, el honor y el carácter. Eso fue lo que hice y por eso pasé mi retiro. Se lo pasé al señor presidente el mismo 19 de junio, porque sabía lo que enfrentaba. Cuando todo pasó, me criticaron y dijeron que yo había atropellado la Constitución; que tenía que haberme quedado y esperar a que el nuevo Gobierno tomara decisiones conmigo. No señor, creo que hice lo correcto y me lo aplaude todo el cuerpo de generales, mis superiores, los sabios, los maestros y todos los que están por fuera siempre me estuvieron acompañando. Quiero agradecerles también a los coroneles, los sargentos y los soldados profesionales. Recibí mensajes diciéndome: “Mi general, gracias por defendernos, por poner sus intereses fuera de cualquier contexto y defender a la institución y a nosotros”. Eso fue lo que hice, Vicky, fue lo que me inspiró y son mis convicciones y las convicciones no se negocian.
V.D.: Dígame sí o no: ¿usted pidió el retiro por el choque que tuvo con el hoy presidente electo?
E.Z.: Sí. Además, no se concibe un comandante del Ejército que inicie a trabajar con un presidente, comandante supremo de las Fuerzas Militares, con el que haya tenido roces. Le haría daño a mi Ejército, al cual amo muchísimo.
V.D.: Y usted no se iba a acomodar…
E.Z.: Para nada. Creo que mi papá se hubiera levantado de la tumba a darme dos cachetadas.
V.D.: ¿Cree que, de todas maneras, Petro, después del 7 de agosto, le hubiera dicho: “Zapateiro, adiós”?
E.Z.: Sí, lógicamente. No creo que un presidente vaya a trabajar con un subalterno que lo haya increpado y enfrentado. Yo no lo increpé, lo que hice fue defender a mi Ejército, al cuerpo de generales, a la cúpula, porque él se refirió a ella y a algunos generales. Somos 62 y algunos pueden ser 50, 40, 30. Los generales se respetan. ¿Sabe por qué? Porque no nacen de la noche a la mañana. El general es subteniente, teniente, capitán, mayor, teniente coronel, coronel y después, con la bendición de Dios y una reunión del cuerpo de generales, es que se define si uno es o no general. En ese momento han transcurrido casi 30 o 25 años de servicio.
V.D.: El día en que usted le contestó a Petro, ¿el presidente Duque le llamó la atención? ¿Qué le dijo?
E.Z.: Primero, no consulté eso con mi general Navarro, ni con el ministro de la Defensa, ni con el presidente, mi comandante supremo, una persona a la que admiro y respeto. Tendré infinita gratitud con él, su familia, la primera dama y sus hijos. Cuando me llamó, el presidente me preguntó: “Eduardo, ¿usted con quién consultó el trino?”. Yo respondí: “Con nadie, señor presidente, no necesito consultar mi respuesta a un trino que maltrata a la institución que estoy representando”. La defendí, costara lo que me costara.
V.D.: Cuando le contó eso al presidente, ¿vino un regaño en privado? Porque él lo apoyó públicamente…
E.Z.: Me respaldó y me dijo: “Eduardo, en próximas ocasiones tienes que buscar asesoría, dime, pregúntame, está Navarro, está el doctor Diego Molano”. Quiero dejarles claro a los colombianos: no tomo decisiones a la loca, soy un general curtido, tanto en la docencia como en la guerra.
V.D.: ¿Sabía lo que hacía?
E.Z.: Totalmente, a conciencia.
V.D.: Dijo: “Me la juego, y no me importa lo que pase”.
E.Z.: Sí, total. Todos muy preocupados me decían: “Mi general, esto puede costarle la carrera y meternos en problemas”. Les decía: “No se preocupen, a ustedes no los van a llamar a calificar servicios, es a mí. Me ponen estos siete trinos”. Los organicé ¡personalmente!, y les dije: “Publíquenlos”. Y así fue.
V.D.: ¿Qué les dice a quienes aseguran que usted participó en política?
E.Z.: En ningún momento lo hice. No soy político. No me arrepiento ni me arrepentiré jamás de haber hecho lo que hice por defender a la institución que me vio crecer, me formó, me lo dio todo en la vida, y a la cual, una vez colgado el uniforme, seguiré amando, porque el corazón seguirá siendo pixelado.
V.D.: Petro, como candidato, criticó los ascensos y dijo que eran fruto de una mafia de políticos.
E.Z.: Los ascensos no son amañados, el procedimiento es muy riguroso. Desconocen los procesos. El Ejército es serio.
V.D.: Esta semana se conocieron relatos escalofriantes de militares en retiro que participaron en los falsos positivos, asesinando a inocentes. ¿Qué piensa?
E.Z.: Les digo a todos los colombianos que sigan amando a su Ejército. Si alguien se equivocó y traspasó líneas rojas, que responda. Esas historias hay que contarlas. Aquí no somos una horda de salvajes. Somos respetuosos de la JEP, pero quiero decirle algo: no todos los que van a la JEP, de pronto, están diciendo la verdad. Solo algunos.
V.D.: ¿De verdad? ¿Por qué tiene esa duda, general?
E.Z.: Le voy a contar un ejemplo. Siendo comandante del Ejército, visité el cantón militar de comunicaciones en Facatativá. Después de condecorar a algunos soldados, el comandante me dijo: “Mi general, ¿puede ir a visitar a los que están detenidos?”. Acepté. Entré, formé y hablé con ellos. Con nadie en particular, sino con todos. Posteriormente, uno de esos muchachos fue citado a la JEP. Le dicen alias Zeus. Me da pesar decir que un exoficial del Ejército tenga alias. Luego, el periodista Daniel Coronell se comunicó conmigo y me dijo: “General, tengo entendido que usted conoce al mayor que le dicen alias Zeus”. Yo le dije: claro que lo conozco. Él insistió: “Es que estuvo en la JEP y, en sus declaraciones, dijo que se había sentido intimidado por usted, porque lo visitó allá, y estuvo hablando con él”. Yo le respondí: “Mire, yo no lo visité a él. Fui al cantón a unas actividades protocolarias”, y le mandé fotos de lo que hice ese día. Pero ese mayor dijo en la JEP cosas que no eran, que dizque había hablado conmigo y que estaba intimidado por mí. Le pedí el favor a Daniel Coronell: “Yo espero que esto que le estoy pasando, lo diga en el artículo que va a sacar sobre mí, destruyendo mi imagen”. Me destruyó la imagen, pero no puso lo que le dije y eso que le expliqué con fotografías. Entonces, ¿será que a la JEP va todo el mundo a decir la verdad? Esa es mi pregunta y preocupación.
V.D.: Esas confesiones de militares asesinos, ¿qué sentimiento le generan?
E.Z.: Dolor. Eso no nos lo enseñan en ninguna escuela. No son las instrucciones ni el pénsum que recibimos. Nuestra institución es sagrada.
V.D.: Lo que está haciendo carrera en algunos sectores es que los falsos positivos se dieron como una política de Estado. ¿Era una política del Ejército, del gobierno Uribe, una directriz del entonces ministro Santos, o qué pasó?
E.Z.: Por ningún motivo. Ninguna política. Es que es absurdo. De pronto señalan a generales de la época en la que sucedieron estos hechos. El general Mario Montoya era el comandante y yo era el director de la Escuela de Soldados Profesionales. Jamás en mi vida recibí órdenes o instrucciones, ni del CEDOC, que es el Comando de Educación y Doctrina, y mucho menos del comandante del Ejército. Si algún comandante dio esas órdenes, tendrá que responder.
V.D.: ¿Usted cree en la cifra de 6.402 falsos positivos, como dijo la JEP?
E.Z.: Yo, como soldado, no creo.
V.D.: ¿Por qué?
E.Z.: Porque este Ejército no es un Ejército de bárbaros. Por Dios.
V.D.: La narrativa que se ha ido alimentando es que es un Ejército de asesinos.
E.Z.: Correcto, pero este es un Ejército que todos los días pone soldados asesinados. Cuando hay combates, tenemos dos o tres compañeros que mueren. Aun así, capturamos a los asesinos, les damos protección y los asistimos con nuestros enfermeros de combate. Por Dios. Ese es el Ejército que conozco. El resto son estructuras criminales que le hacen daño al país.
V.D.: ¿Cuál es el Ejército que usted deja?
E.Z.: No tanto yo, también el señor presidente y su equipo. La consigna del presidente era: no quiero a nadie en el escritorio, sino a todos en el territorio. El Ejército que dejamos es el que vieron el 20 de julio: robusto, profesional, entrenado, bien equipado, preparado y con una alta moral. El Ejército representa los cimientos de esta república, las columnas, la estructura. Le quiero decir algo, Vicky: no he visto a ningún presidente, comandante supremo de las Fuerzas Militares, que sea victorioso sin las Fuerzas Militares y de Policía. Y ellas, indudablemente, son las que lo sostienen en el tiempo. Y lo digo con fe en la causa.
V.D.: Está hablando de los presidentes…
E.Z.: De los ocho con los que estuve trabajando durante mi carrera militar, de los cuales dos repitieron gobierno. Pero esos ocho fueron victoriosos porque contaron con unas Fuerzas Militares que jamás los defraudaron, ni los dejaron solos en circunstancias difíciles. Estos cuatro años de nuestro presidente Iván Duque fueron duros. Le dijeron que no lo iban a dejar gobernar y después vino la pandemia. Si no hubiese Ejército, porque no puedo hablar en nombre de las otras fuerzas, ¿quién hubiera repartido vacunas y llevado mercados, entre otras cosas? Y después vino el huracán Iota. Eso es lo que puede estar pensando nuestro próximo presidente, que sus Fuerzas Militares deben ser sus consentidas, son el as bajo la manga de cualquier mandatario, el póker que tiene cuando hay amenazas de actores criminales y naturales.
V.D.: ¿Ustedes se sintieron bien tratados por el presidente Duque?
E.Z.: Afortunadamente tuvimos un conductor político que nos trató con dignidad y honor. Muy respetuoso. Un presidente que nos llamaba y nos escuchaba. Respetaba a sus generales. Él decía: “Siento admiración por los generales, los aprecio, los valoro”. Y nos conoció. Creo que, cuando nos conozcan de verdad, van a apreciar lo que son las Fuerzas Militares y en particular el Ejército, al que llamo el coloso. ¿Sabe por qué?
V.D.: Señor…
E.Z.: Porque cualquier cosa que se salga de las manos del presidente termina en las espaldas del Ejército. Y eso fue lo que pasó durante mi gestión de comando. Me siento orgulloso de haber sido una persona que estuvo con el presidente Duque, firme, apoyándolo y respaldándolo.
V.D.: ¿Eso quiere decir, general, que en su opinión ningún presidente puede tener una gestión exitosa si no trabaja de la mano del Ejército?
E.Z.: Se lo garantizo 100 por ciento...
V.D.: ¿O sea que, si el presidente electo no trabaja de la mano del Ejército, va a ser muy difícil que le vaya bien?
E.Z.: Él va a conocer a su verdadero Ejército y estoy completamente seguro de que, con el paso del tiempo, valorará el esfuerzo de todos los soldados, de tierra, mar, aire y nuestros policías.
V.D.: ¿Hoy no los valora?
E.Z.: No sé, hay que preguntárselo a él.
V.D.: ¿Qué significa para las Fuerzas Armadas que su comandante supremo haya pertenecido a un grupo como el M-19?
E.Z.: Mi responsabilidad como comandante del Ejército fue decirles a mis soldados, antes de irme, que dejaran la incertidumbre, que no se preocuparan. Esto que pasó fue en democracia y somos respetuosos de la Constitución y la ley. Fue una mayoría de colombianos la que decidió quién debía ser su nuevo presidente. Somos respetuosos de ese resultado. Los generales y todos los oficiales tienen claro ese concepto. No voy a calificar a ningún colombiano, voy de salida. Ya cumplí mi misión como soldado. Colombia es un país diferente, no se parece a ninguno. El colombiano es una persona apasionada, que quiere mucho a su país, que va a estar muy pendiente de si nuestro país empieza a debilitarse o a fortalecerse y, bueno, ahí quedarán quienes tendrán que tomar decisiones y trabajar en ese aspecto político para sacar adelante a nuestro país.
V.D.: Al margen de aceptarlo y respetarlo, ¿para usted tiene algún significado particular el hecho de que Petro haya pertenecido al M-19?
E.Z.: En los momentos críticos del país, en 1985, un excomandante del Ejército y un coronel estaban salvando la patria en el Palacio de Justicia. Hoy ese general se encuentra solo, su esposa ya no está con él, sus hijos están en el exterior. El último cumpleaños se lo festejé en su casa, le llevé su torta y una botella de whisky. Le hablo del general Arias Cabrales, quien defendió a Colombia en medio de la toma al Palacio de Justicia por el M-19. El coronel Plazas Vega, uno de nuestros mejores oficiales, está en Estados Unidos. No puede regresar a su país, por miedo, de pronto de haber cumplido la misión, de haber hecho lo que correspondía. Eso es lo que le puedo decir, pero no guardo rencores.
V.D.: Pero a usted le faltó un pedazo de la historia. Así están hoy los militares, pero Petro, que perteneció al M-19, aunque dice que no participó en la toma, es el presidente electo.
E.Z.: No lo dije yo. Lo acaba de decir usted y lo saben los colombianos. Eso no es un secreto. Mis soldados y generales que se quedan sabrán asimilarlo y estoy seguro porque hablé con ellos. El general Zapateiro no va a dividir, es un constructor, amo a Colombia y quiero seguir viviendo aquí.
V.D.: Petro ha dicho que hay que hacer reformas en el Ejército. ¿Cuáles son las líneas rojas que no se deben cruzar?
E.Z.: El presidente es el presidente. Tengo fe que, en la medida en que nos vaya conociendo, se va a dar cuenta de que él no nos conocía. Muchos de sus asesores dicen conocernos, creo que no. ¿Y sabe por qué? Porque nunca nos miraron con buenos ojos y cuando usted no mira con buenos ojos a una persona o a una institución, nunca le va a ver lo bueno. Va a tratar siempre de señalar lo malo. Nos ha tocado hacer de todo para poder sostener nuestra nación.
V.D.: Cuando tuvo ese choque con Petro, algunos empezaron a hablar de ruido de sables y hasta de golpe militar. ¿Es posible?
E.Z.: Jamás. Eso jamás ha pasado por la mente del cuerpo de generales, ni por la mía, ni la del comandante general, ni nadie. Somos soldados disciplinados. En el Ejército aspiro a que todos sus integrantes tengan carácter, sobre todo el cuerpo de generales, porque la institución se soporta en los generales. Y que, de manera respetuosa y cordial, cuando no estén de acuerdo con algo, se lo digan al presidente. Tuve un conductor político extraordinario, el presidente Duque, una persona muy sabia, brillante, inteligente y culta. Siempre llamaba a su cúpula para que lo asesorara en aspectos militares. Además, trabajé con el presidente Santos, con el presidente Uribe, haciendo operaciones, y jamás se cerraron en la banda de hacer lo que ellos querían.
V.D.: Le voy a insistir para que me lo conteste de manera directa: ¿es posible un golpe de Estado en Colombia, sí o no?
E.Z.: Jamás, nunca, eso es muy mal visto ya en el mundo y creo que no está en el pensamiento, la mente, el alma y el corazón de todos los colombianos y mucho menos entre nosotros los militares. Somos respetuosos de la Constitución y la ley.
V.D.: ¿Tiene temor por posibles represalias en su contra por parte del nuevo Gobierno?
E.Z.: Le voy a ser franco: no siento temor de nada y se lo digo a mi esposa y a mis hijos: tranquilos, no se preocupen, fui correcto desde subteniente hasta general. Siento temor solo ante Dios y a él me debo y a él le oro y siempre he sido fiel a él. Mi conducta siempre ha estado enmarcada en los diez mandamientos y en el respeto a la Constitución y a las leyes y así me he mantenido y esa fue la formación que recibí de mi padre Pedro Mario Zapateiro y de mi madre Ofelia Altamiranda.
V.D.: ¿Qué sabe de la muerte de Santrich, El Paisa y Romaña?
E.Z.: Hacemos operaciones en nuestro país. Somos respetuosos de nuestros vecinos, somos un Ejército muy bien entrenado. Pero, la ‘Narcotalia se acabó’. Es lo que le puedo decir y acabamos con muchos criminales que tanto daño le hacían al país. Quiero dejarle claro a los que dicen que somos guerreristas o que el general Zapateiro es guerrista. Cualquiera que llegue a este cargo tiene que proteger a los colombianos, es su obligación moral, profesional y constitucional. Los criminales son los que le hacen daño al pueblo y nosotros nos preparamos a diario no para la guerra, sino para preservar la paz de nuestro país.
V.D.: ¿Y qué sabe del atentado a Iván Márquez en Venezuela?
E.Z.: Allá aceptaron tener, en una retaguardia estratégica, a los bandidos de la ‘Narcotalia’ y al ELN. Y cuando se empieza a vivir ese contubernio entre estructuras criminales y la parte legal del Estado, esos son los resultados.
V.D.: Márquez está en un hospital en Caracas, me dicen mis fuentes. ¿Eso es verdad?
E.Z.: Ni idea. Vicky, aprovecho para pedirle a Dios que le siga dando fortaleza y la protección divina para toda su familia, su esposo y sus dos hijitos. Siga siendo esa mujer digna que nunca le da miedo decir lo que dice. Si hay algo que uno no puede vender ni negociar son las convicciones y usted es una mujer de convicciones.
V.D.: Dios le pague, general. ¿Cuánto duró como comandante del Ejército?
E.Z.: Estuve dos años y medio.
V.D.: Y en todo ese tiempo, ¿cuál fue su día más difícil?
E.Z.: Fueron varios días en medio de las marchas violentas que tuvimos. Fue un momento crítico como comandante del Ejército. Algunas personas trataron de cerrar y estrangular el país sin pensar en los colombianos. Fue un momento de caos. Le tengo una anécdota: en uno de esos debates a los que me citaron al Congreso, el presidente electo era senador y pasó al atril. Me miró y dijo: “Menos mal, general Zapateiro, usted sí ha hecho las cosas bien”. La orden del presidente había sido clara: jamás cometer errores contra nuestra población civil. Nuestros colombianos no son nuestros enemigos, nuestra preocupación era que se manifestaran de manera pacífica y no violenta. No nos podíamos equivocar tomando decisiones, estábamos preparados para enfrentar criminales en la selva, ¿pero en la parte urbana?, donde usted cree que jamás podría pasar lo qué pasó, casi destruyen a nuestra nación y no pasó absolutamente nada. No hubo responsables, eso sí me duele, esa fue la parte más crítica como comandante del Ejército.
V.D.: Durante el paro, hubo planes criminales para tumbar al presidente Duque y hasta hacerle una gran asonada.
E.Z.: Por inteligencia se obtenían muchísimas informaciones, pero el presidente siempre estuvo a salvo de todo eso.
V.D.: Pero sí lo estaban planeando…
E.Z.: Al presidente Duque quisieron hacerle muchas cosas. Le hicieron la guerra. Lo valoro por su trabajo, paciencia y sabiduría en los momentos más críticos del país.
V.D.: A Duque lo quisieron matar…
E.Z.: Se hablaba de francotiradores instalados en los barrios aledaños a la Casa de Nariño. Tuvimos que desplegar la inteligencia, la contrainteligencia e instalar tropas especiales. Al árbol que más frutos da, es al que más garrote le dan.
V.D.: La gran asonada que le querían hacer al presidente fue en Cali, ¿verdad?
E.Z.: Sí, correcto. Y en Cali usted supo lo que pasó. Teníamos además información de que iban a activar cargas explosivas a la llegada del avión del señor presidente. De hecho, eso nos pasó en Cúcuta, donde intentaron asesinar al presidente cuando iba con sus ministros de Defensa, Interior y el gobernador de Norte de Santander. Esto le costó la salida al general Pinto y al comandante de la Brigada 30. Era la ‘Narcotalia’ infiltrando las instalaciones militares. Pero eso sirvió para que hiciéramos autocrítica y revisáramos el esquema presidencial.
V.D.: ¿El paro fue de ciudadanos inconformes o hubo manos criminales que quisieron desestabilizar la democracia en medio del paro?
E.Z.: Totalmente, aquí había dineros y manos criminales, hasta de la ‘Narcotalia’.
V.D.: ¿La primera línea es un grupo de jóvenes inconformes o un grupo delincuencial?
E.Z.: Hay manos criminales. Sin embargo, hay muchachos que no tienen nada que ver con eso. Hay gente humilde que se deja llevar por esas tentaciones. Esa parte criminal termina con su mamá y su papá llorándolos y ahí viene el problema. Si algo tenemos que defender, es lo que agarra el cóndor andino en sus garras, en el escudo, la libertad y el orden, que no se convierta eso en libertinaje y desorden. Eso era lo que querían. Aunque en los colegios ya nada de eso lo enseñan. El civismo se acabó. No les enseñan el significado del Himno Nacional, la bandera y el escudo.
V.D.: Ahora se burlan de la bandera y la irrespetan… Por otra parte, en su discurso de victoria, el presidente electo le pidió al fiscal general que dejara libres a los miembros de la primera línea. ¿Qué opina?
E.Z.: Eso se lo dejó a los políticos.
V.D.: ¿Pero los de la primera línea son presos políticos?
E.Z.: No. Eso se lo dejo a los entes que tienen que ver con eso. Esa es su responsabilidad, aquí cada uno carga su maleta.
V.D.: General, ¿hubo un plan para desprestigiarlo?
E.Z.: Sí. Mi hijo médico un día le dijo a mi esposa: “Mamá me acosté a las tres de la mañana”. Mi esposa le preguntó: “¿Estudiando?”. Él le dijo: “No, mirando todo lo que ponen sobre mi papá en Twitter”. Ella me contó. Yo le dije a él: “Hijo, no te distraigas en eso, tú eres un estudiante de medicina, recuerda que estoy haciendo las cosas bien”.
V.D.: ¿Es verdad que intentaron robarse su hoja de vida en el Ejército y que es reservada por seguridad?
E.Z.: ¿Intentaron? No, se la robaron.
V.D.: ¿Y qué hicieron con ella?
E.Z.: La contrainteligencia me dio la información que mi hoja de vida había sido robada del Coper, del Comando de Personal, ya hay responsables y están trabajando en eso, no quiero dañar la investigación. A quienes hicieron eso, les digo que eso se lo dejo a Dios.
V.D.: Pero hay algo también muy grave. No solo se robaron su hoja de vida, sino también las de varias personas de inteligencia.
E.Z.: Sí, pero no puedo decirle más. Lo que sí le digo es que hasta hoy no he sido tildado por ningún soldado del Ejército de haber sido un mal comandante y eso me basta. Sí he visto conductas de oficiales y suboficiales retirados sumándose a destruir al Ejército, atacando a otros oficiales y suboficiales activos, y eso me da tristeza. Entonces, a los soldados los felicito. Ustedes sí entendieron lo que era la disciplina, la lealtad, no con los hombres, sino con la institución. A los soldados los llevaré toda mi vida en mi corazón. Sigan prestando su servicio militar. Eso no es negociable.
V.D.: A propósito, la Comisión de la Verdad dijo que el servicio militar se debe acabar.
E.Z.: ¿Y quién va a defender la nación?
V.D.: O sea, ¿es imposible acabar el servicio militar?
E.Z.: Por Dios. No es que lo diga yo, es que Colombia lo grita. Se lo voy a decir con el corazón. Iba a estudiar medicina como mi padre. Y después dije: “No, voy a presentarme al Ejército a ver qué. No voy a aceptar que me den la libreta como se la dieron a mis dos hermanos”. Me presenté y pasé. Era un muchacho de 17 años, flaquito, cartagenero, y me fui para La Guajira a prestar el servicio. Allá me cedulé. Cuando regresé, con libreta de buena conducta, era subteniente de la reserva, me destaqué entre compañeros. Le dije a mi papá: “Ya no quiero estudiar medicina, quiero irme para la Escuela Militar de Cadetes”. Mi papá, un médico extraordinario al que todo el mundo quería en Cartagena, me dijo: “Me parece espectacular que te vayas para el Ejército, Eduardo”. Y hoy quiero aprovechar esta entrevista para recitar la carta con la que me despidió mi papá, después de que me gradué de subteniente de la Escuela Militar.
V.D.: ¿Qué decía la carta?
E.Z.: Me decía: “Eduardito, hijo mío, estoy un poco preocupado por tu conocimiento del inglés. Este es un idioma necesario para todo militar que desee progresar, cursos al exterior, etc. Mi interés es que seas un militar fuera del montón, intelectualmente hablando. La disciplina militar y la preparación intelectual hacen al general. Debes tratar recio, duro a tus subalternos, pero con respeto, sin herir su integridad moral. El militar íntegro no se deja sobornar mediante halagos económicos. Estudia, hijo, estudia, y recibirás la recompensa, Tu padre que te quiere, Mario”. Entonces esa fue mi hoja de ruta.
V.D.: La Comisión de la Verdad responsabilizó principalmente al Estado y a las Fuerzas Armadas de Colombia por el conflicto. ¿Cree que el informe fue justo?
E.Z.: Creo que fueron muy injustos con las Fuerzas Armadas, en particular con el Ejército. Personalmente, le entregué muchos documentos al padre Francisco de Roux. Pero él hoy se encuentra en Europa desprestigiando y desacreditando a quienes servimos a la patria y a los soldados asesinados. El general Óscar Tovar hizo un trabajo titánico y le entregó documentos físicos con nuestra verdad. Porque la verdad de uno no se la pueden construir. Allá fueron a decir la verdad que ellos quisieron construir, no la nuestra.
V.D.: ¿O sea que lo que dijo la Comisión no es la verdad del Ejército?
E.Z.: Estoy totalmente de acuerdo que no es la verdad lo que ahí dice, por Dios. No maltraten a quienes ofrendan su vida, todos los días, por los colombianos. Eso no lo podemos permitir.
V.D.: ¿Qué pasaría si Colombia no vuelve a fumigar los cultivos de coca con glifosato?
E.Z.: Estaríamos hablando de un narcoestado.
V.D.: ¿Qué pasa si no se destruyen más los cultivos ilícitos?
E.Z.: Por Dios. ¿A qué nos vamos a dedicar? ¿A sembrar coca? ¿Dónde quedará la despensa de nuestro país?
V.D.: ¿Se debe regular la marihuana y la cocaína en Colombia?
E.Z.: Ni en Colombia, ni en el mundo.
V.D.: ¿Usted cree que hay que darles una segunda oportunidad a los disidentes de las Farc?
E.Z.: Creo en las oportunidades, pero hay que aprovecharlas. En esta primera oportunidad que les dieron, muchísimos siguieron delinquiendo.
V.D.: Es decir, ¿apoyo a los que han cumplido, pero la contundencia de la ley con quienes no?
E.Z.: Totalmente. Así tiene que ser. Creo que es el orden.
V.D.: ¿Se debe dialogar con el Clan del Golfo?
E.Z.: Toda estructura criminal que le haga daño al país, es eso, una estructura criminal. Y el Estado debe irse de manera contundente contra eso.
V.D.: ¿Qué le dice a Petro hoy cuando ya dejó el Ejército?
E.Z.: Pienso que le debe una aclaración al cuerpo de generales, como presidente electo. Su trino jamás será borrado de la mente de quienes hoy le sirven a la patria o de quienes le sirvieron. Él maltrató la dignidad, el honor del corazón de todos los soldados. Mi único consejo sería que se retracte y que organice sus ideas para que los soldados no se sientan atropellados. Porque él como presidente debe amar a sus soldados.
V.D.: ¿Y tiene alguna preocupación específica por Colombia?
E.Z.: Quienes van a estar cercanos al presidente, y ahí también incluyo a la nueva cúpula, ojalá tengan el carácter de decirle lo que piensan, más no lo que él quiere escuchar. Eso es lo que tiene que hacer un general y estoy seguro de que Colombia es un país grandioso, muy próspero y no vamos a dejar que el país decaiga. Por el contrario, tenemos que hacer esfuerzos, unirnos más que nunca. Tenemos que botar ese odio, ese veneno que tienen algunas personas que han estado equivocadas toda su vida, pero que hoy tienen la oportunidad de dirigir el país de manera política como presidente o congresistas. ¡Vayan al territorio! Visiten a los soldados, dialoguen con sus policías, úntese del Ejército, de la Armada, de la Fuerza Aérea y de la Policía y terminarán amando a estas Fuerzas Militares de esta grandiosa nación.
V.D.: ¿Cuáles fueron los golpes más importantes durante su gestión?
E.Z.: Innumerables, pero no los voy a nombrar porque un buen soldado de operaciones especiales, y esto les queda a las futuras generaciones y a los que vienen detrás de mí, cuando efectúa sus operaciones especiales, se conoce el impacto, más no quién, qué, ni cómo se hizo.
V.D.: Pero fueron muchas y muy exitosas.
E.Z.: Pienso que sí y quiero agradecerles a mis soldados. Hombres y mujeres que se enfrentan a cualquier misión y solamente se persignan, se encomiendan a Dios y van y la cumplen. Mi única preocupación siempre fue que regresaran todos vivos.
V.D.: ¿Se mortificó cuando caían menores en los bombardeos?
E.Z.: Sí, lamentablemente, pero a los que más les debe doler es a esos delincuentes que están al mando de esas estructuras criminales. Ellos son los únicos responsables de ese delito de lesa humanidad de tener menores de edad que nosotros los denominamos combatientes en el marco del derecho internacional humanitario.
V.D.: General, ¿qué piensa de las denuncias por presunta corrupción contra algunos generales del Ejército? ¿Es cierto que se dieron en medio de una guerra interna?
E.Z.: Esté segura que por la situación que tuvimos en este cuatrienio se presentaron muchas cosas que no fueron elegantes dentro de la institución, o sea que mancharon totalmente esa formación que nos dan a nosotros. Los unos atacaban a los otros, los otros atacaban a los unos, entonces yo esa respuesta no podría darla y se las dejo a los entes de control.
V.D.: ¿Algún día estuvo en peligro de muerte durante su carrera militar?
E.Z.: Sí, pero esos son los gajes del oficio. Tal vez en una inserción de reconocimiento en la selva. Cuando los pilotos iban bajando, tuvieron un incidente en una nube y el helicóptero Black Hawk empezó a dar vueltas y a moverse de manera brusca y yo pensé que ese día me iba a morir. Pero tocó seguirlo haciendo. Eso me daba una química muy cercana con ellos.
V.D.: General, que Dios le pague por todo lo que hizo por Colombia. Gracias y honor al soldado. ¿Qué más le puedo decir?
E.Z.: Vicky, usted siempre ha estado cercana al soldado y le pido de corazón que lo siga estando. Ellos la necesitan, necesitan tener una voz rápida hacia el comandante que le solucionen sus problemas cuando a veces carecemos de líderes que los escuchen. Y a todos los soldados, no me quiero ir de aquí sin mandarles un saludo muy especial y a todas sus familias.
V.D.: ¿Los militares lloran, general?
E.Z.: Claro, si usted vio la película Pelotón y también Buscando al Soldado Ryan, verá que los militares sí lloramos. Yo lloré, pero nunca delante de mis hombres. Uno busca el espacio para disipar sus penas y llorar solo, eso se llama la soledad del mando. Y, Vicky, no olvide esto: jamás cambiaré mis convicciones, jamás venderé mi apellido, jamás venderé mi institución por absolutamente ningún halago económico ni ninguna prebenda de ninguna índole.
V.D.: ¿Qué piensa sobre el nombramiento de Iván Velásquez como ministro de Defensa?
E.Z.: Es normal que cada gobernante escoja su gabinete ministerial. Lo importante es que cada ministro llegue a construir y fortalecer lo que encuentra en cada cartera. Lo que el pueblo colombiano necesita es que cada uno de nosotros, desde los cargos y funciones, sumemos y multipliquemos, más no que restemos y dividamos. Porque eso no es pensar en Nación.
V.D.: Algunos ven ese nombramiento como una declaratoria de guerra a las Fuerzas Militares. ¿Lo ve así?
E.Z.: Las Fuerzas Militares y de Policía, pero en particular el Ejército, son el soporte de la Nación. Maltratarlos sería enterrar la República de Colombia, porque sus Fuerzas Militares se deben a ella.
V.D.: Velásquez no es precisamente un admirador de las Fuerzas Militares, es un crítico.
E.Z.: Lo importante es que el nuevo ministro llegue a sumar y multiplicar. Eso es lo que hoy necesita nuestro país.
V.D.: General, un abrazo apretado. Buen viento y buena mar.
E.Z.: Gracias, Vicky. A los colombianos, que jamás dejen que salgan de su corazón el sentimiento, la gratitud y el amor que sienten por su Ejército. Patria, honor, lealtad, la ética ha sido, fue y seguirá siendo la única regla para tomar decisiones en mi vida. ¡Ajúa!