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Juan Fernando Cristo | Foto: GUILLERMO TORRES-SEMANA

ENTREVISTA

“Todos necesitamos ver ya cómo funciona la JEP en la práctica”

El exministro del Interior, Juan Fernando Cristo, habla del libro Disparos a la paz, obra que escribió en compañía de Guillermo Rivera, quien lo sucedió en el cargo, y en la que revelan intimidades de la negociación con las Farc.

17 de agosto de 2019

Vladdo.: ¿Para qué sirve leer este libro?

Juan Fernando Cristo.: Para entender la complejidad, no solamente de lo que es llegar a la firma de un acuerdo de paz, sino construir la paz después de firmado el papel. Para que la gente entienda que no es tan fácil la implementación, que la paz no llega al día siguiente de firmado el acuerdo, que tenemos enormes desafíos hacia el futuro, pero que lo que se hizo durante el Gobierno Santos –el primer año después de la firma del acuerdo– fue lo que garantizó que las Farc tomaran la decisión de desarmarse y desmovilizarse. En muchos otros países, el desarme ha sido gradual y aquí se hizo de una sola vez, porque el Gobierno cumplió con los temas centrales de la implementación: con la participación política de las Farc, con la JEP, con el blindaje de los acuerdos, que fue la primera etapa de la implementación. Allí contamos cómo se hizo eso, cómo se garantizó el éxito de la desmovilización, y además a la gente le va a servir para entender un poco más cómo funciona el Estado colombiano y cuál fue la posición de los principales dirigentes y partidos políticos frente a la paz.

Vladdo.: ¿Es usted optimista respecto a la implementación de los acuerdos de paz?

J.F.C.: Yo no soy fatalista. Me parece que este Gobierno está haciendo la tarea como la venía haciendo el Gobierno anterior en materia de reincorporación, que está tomando las decisiones adecuadas en cuanto a la permanencia de la misión de verificación, en cuanto a extender los espacios territoriales, en cuanto a trabajar en los proyectos productivos de los reincorporados, en extender el giro mensual que tanto nos criticaron durante el plebiscito a los reincorporados de las Farc. Uno puede tener diferencias, pero ahí van relativamente bien.

La otra lectura es la pesimista, que es el resto del acuerdo, lo que tiene que ver con las transformaciones que necesita este país y que estaban contenidas en el acuerdo. A este Gobierno no le gustan, no las comparte. En el tema de desarrollo rural, por ejemplo, no hay nada que esperar de aquí al año 2022.

Vladdo.: ¿Es tan dramático lo que dejó el Gobierno de Santos en materia de implementación, como afirman algunos funcionarios de este Gobierno?

J.F.C.: Creo que es una mirada parcializada e injusta; la tarea que cumplió Rafael Pardo en ese primer año fue difícil, porque era construir de la nada. El doctor Emilio José Archila llegó y recogió todo lo importante que se había hecho para la implementación del acuerdo. Sin embargo, los amigos del acuerdo de paz, y los colombianos en general, tampoco podemos exigirle al Gobierno que para 2022 se haya cumplido la implementación.

Vladdo.:  ¿No cree que la oposición del uribismo y de la derecha radical parte de una contradicción, tal y como lo explica Daniel Coronell en el prólogo?

J.F.C.: Claro, y la conclusión del prólogo es la mejor: el acuerdo de paz no le gusta a Uribe simplemente porque lo firmó Santos. Ese acuerdo de paz lo habría firmado igualito Álvaro Uribe, sin ninguna diferencia, a la luz de los esfuerzos que hizo en 2007-2008 con la ley del intercambio humanitario. Ahí hay una gran contradicción porque, entre otras cosas, insisten en desconocer que hay conflicto armado, pero buscaron una negociación con las Farc.

A mí me llaman la atención dos traiciones: la de Néstor Humberto y la de Vargas Lleras...

Germán Vargas y Néstor Humberto tenían una visión del acuerdo más de derecha; ha sido su posición política durante mucho tiempo. Y mientras el acuerdo era popular, ellos guardaron silencio o lo apoyaron; pero en la medida en que el acuerdo se desgastó –especialmente después del plebiscito, por la demora también de las Farc–, nos cogió la campaña electoral y Germán calculó mal y –como Uribe en ese momento no tenía un candidato sólido– pensó que moviéndose hacia la derecha, contra el acuerdo, él se iba a quedar con esa base del electorado uribista. Ese cálculo le hizo daño al Gobierno, porque Cambio Radical era un partido que venía acompañando al Gobierno, pero también le hizo daño al propio Vargas.

En el caso de Néstor Humberto, lo decimos en el libro, creo que el presidente se equivocó. El poder de un fiscal general de la nación es muy grande, y el presidente ha debido asegurarse, independientemente de los nombres, de que en la terna hubiera solo personas absolutamente comprometidas no con Santos, sino con la paz y con el acuerdo que iba a ser firmado.

Vladdo.:Usted habla del plebiscito y hay que recordar las estrategias que usaron los del No para ganarlo. Se dice mucho que faltó pedagogía, comunicación, etcétera. ¿Qué fue lo que realmente falló?

J.F.C.: Si usted me pregunta por una falla central, fue haber politizado en exceso la campaña del plebiscito. No haber hecho una campaña más fresca, más abierta, más ciudadana, y haber creído que los partidos políticos en sí eran suficientes para movilizar a la gente en el plebiscito. Yo creo que esa fue una gran equivocación desde el comienzo de la campaña, y nunca se pudo corregir.

Vladdo.: ¿No cree que el presidente Santos subestimó a Uribe?

J.F.C.: Más que subestimar a Uribe, se subestimó el contexto y el desgaste del Gobierno. Se sumaron todos los sectores de opinión en contra. Y obviamente nunca imaginamos esa campaña de fake news que construyeron tan hábilmente.

Vladdo.: ¿Cómo se logró el apoyo del estamento militar?

J.F.C.: Los militares tuvieron un papel muy activo, protagónico y definitivo en el acuerdo de paz. Como no eran convidados de piedra, sino protagonistas, se comprometieron con el acuerdo. Eso no fue fruto de la casualidad.

Vladdo.: Viendo lo que ha pasado y los distintos golpes que ha recibido el proceso de paz, ¿cómo cree que ha sido la conducta de las Farc?

J.F.C.: A mí me ha parecido deplorable la actitud de Iván Márquez, Santrich o el Paisa. Creo que le hicieron mucho daño al acuerdo de paz, porque ellos fueron parte fundamental de la negociación del acuerdo. Si usted separa el comportamiento de ellos y ve lo que es el partido de las Farc; verlos debatiendo, discutiendo, viendo sus actitudes en el Senado frente a las fuerzas militares hace unos días, su capacidad de concertación y su disposición para el entendimiento político, creo que es una transformación que muchos colombianos no alcanzamos a dimensionar. Las Farc no existen como movimiento armado, y eso es una gran noticia para Colombia. Los que se quedaron aquí, en la legalidad, están cumpliendo. Y no creo que la paz tenga reversa.

Vladdo.:  El papel de la JEP en la implementación es vital, pero más allá de agentes externos, de la antipatía de sus críticos, ¿no cree que a la JEP le ha faltado agilidad, que debería ser mucho más proactiva?

J.F.C.: Algunos han estado empeñados en no dejarla funcionar. Los mismos que no querían que entrara en vigencia son quienes dicen que la JEP ya lleva dos años y que no ha hecho nada, cuando la JEP a lo que se ha dedicado es a defenderse. Dicho eso, me parece que el sistema quedó bien construido, pero que la estructura está muy pesada; podría ser más liviana, con mecanismos más ágiles. Y la JEP debe entender que tiene que empezar a mostrar resultados. Todos necesitamos ver ya cómo funciona la JEP en la práctica. Necesitamos que avance mucho más rápidamente; yo sí tengo preocupación por la lentitud. La gente al final quiere que haya justicia, reparación a las víctimas, reconocimiento de responsabilidades. En la medida en que la JEP funcione, la legitimidad del acuerdo de paz va a ser incontrastable. 

UNO X UNO

–Un libro

El hombre que amaba los perros, de Padura.

–Un obstáculo

El huracán, el día del plebiscito.

–Un aliado

Juan Manuel Santos.

–Un trauma

La derrota del plebiscito.

–Un ministerio

La cancillería de María Ángela Holguín.

–Un adversario

César Gaviria.

–Un viaje

El que hice con mi papá apenas salí de la universidad, para conocer a Arafat en Bagdad.

–Un ex-Farc

Timochenko.

–Un militar

Mejía. El general Mejía.