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Gustavo Petro radicaliza su discurso y el país se preocupa: arremetió contra el CNE, las cortes, el Congreso, los empresarios y la prensa, ¿qué le pasa?
En las últimas semanas, el presidente ha radicalizado su discurso contra el CNE, la prensa, el Congreso, las altas cortes y los empresarios. Dice que lo quieren matar y que se avecina un golpe de Estado.
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El presidente Gustavo Petro no parece estar practicando la “política del amor” que tanto pregonó para llegar a la Casa de Nariño. En las últimas semanas, luego de que el Consejo de Estado le dio vía libre al Consejo Nacional Electoral (CNE) para investigar las cuentas de la campaña del mandatario, Petro ha radicalizado su discurso y ha denunciado, sin pruebas, que en los próximos tres meses lo van a asesinar o lo van a tumbar. “O muere el presidente o lo tumban, la orden está dada para estos tres meses: o asesinan al presidente o lo tumban, una de dos”, dijo esta semana en Armenia.
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Petro ha realizado intervenciones extensas y cargadas de agresividad. Fue así como insultó a las mujeres periodistas, calificándolas como “las muñecas de la mafia”. También dio un discurso en Quibdó contra el presidente de la Corte Suprema de Justicia, el magistrado Gerson Chaverra. “Poco entiendo de por qué los hombres negros pueden ser conservadores, no lo comprendo muy bien”, señaló el presidente después de dejar plantados a los magistrados, a quienes no les cumplió una cita, aun en medio de tantas tensiones que han tenido.
En un solo día, el jueves de esta semana, Petro tuvo tres de estas alteradas intervenciones. Una hacia el mediodía, otra a las seis de la tarde y una repetición en cadena nacional. Señaló que quienes supuestamente lo quieren tumbar no saben lo que están “despertando”. Prometió que si eso ocurre, lo que viene es una verdadera revuelta. “Si la respuesta al acuerdo nacional es un golpe de Estado, la respuesta es una revolución en Colombia”, señaló.
Agregó que vendría una oleada de “violencia” que duraría varias generaciones. Incluso, les dio órdenes a los militares. “El Ejército y la fuerza pública (...) es una orden de su comandante en jefe, no apuntar las armas contra el pueblo. Que el pueblo se manifieste, como decía Salvador Allende, que se abran las grandes alamedas a las multitudes (...) Como dijera Bolívar, el fundador de esta patria: soldado que levante el arma contra el pueblo, soldado maldito porque ensucia el uniforme”.
Ese mismo día, en la noche, la Presidencia repitió en cadena nacional el discurso de más de 40 minutos que dio Petro el pasado lunes, en medio de la firma de una directiva, frente a la CIDH, en la que el Gobierno se comprometió a respetar la libertad de prensa, pero al mismo tiempo cargó contra ella.
Lo extraño fue que, aunque el presidente dijo que los medios lo tienen “silenciado”, una cosa alejada de la realidad, el que terminó “silenciado” fue Pedro Vaca, relator especial de libertad de expresión de la CIDH, cuyas palabras fueron suprimidas en la transmisión.
Durante estos últimos días, Petro ha dicho que “no hay comunicación social en Colombia”, ha atacado a periodistas y a dueños de medios, e incluso ha enviado mensajes peligrosos, en medio de un país polarizado y violento. “No matan al periodista arrodillado, no matan al periodista que repite solo como loro la ideología de los dueños del capital que son sus patrones. No. Matan al que critica, al que devela la desnudez del poder, porque encuentra cómo a nosotros nos gobiernan desde las mafias del narcotráfico, con los que se compran los votos de los ciudadanos”.
Petro también atacó al Congreso por negarle su presupuesto para 2025 en las comisiones económicas y se fue directamente contra el presidente del Senado, Efraín Cepeda. “Entonces la gente descuidada permite que el próximo presidente de la república en este periodo presidencial sea el señor Cepeda, presidente del Senado. Oigan, el triunfo popular de 2022, el hecho histórico que permitió que por primera vez la fuerza popular se liberara de la manipulación de los compradores de votos y del engaño de los medios”.
Sin embargo, en su artículo 203, la Constitución establece que, en caso de faltar el presidente y su vicepresidente, quien ocupará el cargo será un ministro del mismo partido de Gobierno, hasta que el Congreso elija a un vicepresidente que reemplazará al mandatario.
Petro también acusó a su juez natural, la Comisión de Acusación de la Cámara. “Para producir un proceso político de destitución del presidente en la Comisión de Acusación mucho dinero está corriendo detrás (...) no quieren que lo digamos porque quieren (...) el último día, cuando ya destituyan al presidente, como hicieron en Bolivia, como hicieron en Brasil, como hicieron en el Perú matando gente”, concluyó Petro.
Durante estos días, el presidente también ha atacado al expresidente Iván Duque y su gobierno con acusaciones, igualmente sin pruebas, de haber supuestamente comprado, fraudulentamente, el software Pegasus para interceptar comunicaciones de los “jóvenes” en el paro de 2021 y en su campaña a la presidencia. Lo curioso es que el propio Iván Velásquez, ministro de Defensa de Petro, había desestimado esa versión, hace varios meses, cuando un periodista de Israel la publicó.
Contra el expresidente César Gaviria también hubo dardos. “Con soberbia dice: no entro al Palacio a hablar con ese guache que no es de mi círculo”. A propósito de las investigaciones contra la campaña petrista en el CNE, Petro ha señalado a los magistrados de estar detrás del supuesto golpe de Estado en su contra, al lado de las “mafias”. “El golpe no se dará con soldados (...) se dará con corbatas y escritorios”.
Al respecto, le pidió al expresidente Álvaro Uribe: “Dígale a su amigo Prada (en referencia al magistrado Álvaro Hernán Prada, ponente del CNE), que lo ayudó a comprar testigos, en una malapata que metió, que no es nuestra culpa”.
Durante esta semana, el presidente también tuvo una reunión con periodistas ‘alternativos’ que lanzaron arengas como “¡Petro!, ¡Petro!, ¡no pasarán!, ¡no pasarán!”, mientras atacó a los grandes medios y a los periodistas que han denunciado la corrupción de su Gobierno. A su público, que lo vitoreaba, le prometió entregarle el 33,33 por ciento de la pauta oficial. E incluso prometió que en su encuentro, este fin de semana, en la Universidad Nacional, con lo que él llama “el constituyente primario”, entregará un “medio de comunicación”.
En todos sus discursos, Petro ha atacado a los grupos económicos con nombre propio. Atrás parecen estar quedando los días de la cumbre en Cartagena con los cacaos, así como el llamado a un acuerdo nacional que lo único que ha tenido son disparos antes de que pueda concretarse. En el paro camionero, también culpó a la oposición de promover la protesta y atacó, entre otros, a la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal y al presidente de Fedetranscarga, Henry Cárdenas, quien no resistió la presión presidencial y renunció a su cargo.
Petro no ha podido evitar hablar de la posibilidad de su reelección, aunque en Colombia está prohibida. “Quizás sería fácil para nosotros (la reelección), viendo las encuestas, que el actual presidente fuera candidato presidencial (...) Una diferencia en la historia, ellos sí podían, para ellos sí, porque eran candidatos de la oligarquía, pero para un candidato del pueblo no”, dijo. La imprecisión de esta frase de Petro es que el primer jefe de Estado que no pudo reelegirse después de la prohibición de la reelección fue Iván Duque y no él. Tampoco pudieron reelegirse Pastrana, Gaviria, Samper y muchos otros.
Petro ha estado tan alterado que Elon Musk, el magnate dueño de X, llevó del bulto. Lo acusó de “fascista” y “nazi”. Dijo que le iba a cerrar la cuenta. En redes sociales, algunos compararon a Petro con Maduro, quien también está peleado con el multimillonario. Hasta ahora, Musk no le ha contestado a Petro, mientras que a Maduro sí.
Con todo esto, muchos se preguntan en Colombia qué le está pasando al presidente. Moisés Wasserman, exrector de la Universidad Nacional, señaló: “El discurso reciente del presidente es muy preocupante, yo no tengo licencia para diagnóstico médico, pero, aparentemente, Gustavo Petro está perdiendo el autocontrol. Ojalá sus amigos, su gente más cercana, lo ayudara a regresar a la realidad”.
Jaime Arrubla, expresidente de la Corte Suprema de Justicia, advirtió: “Todo esto me parece, con todo respeto con el jefe de Estado, que está pasando ya del delirio al delirium tremens. No tiene prueba ni ninguna certeza de que quieren hacerle un golpe de Estado. Lo que hay es una investigación del Consejo Nacional Electoral por los topes de las campañas de 2022, donde, al parecer, la campaña del actual presidente se desbordó por más de 5.000 millones de pesos”.
“Decir que son los periodistas de la ultraderecha los que todos los días lo atacan, pues a él no lo están atacando por atacarlo. Todo aquel que sube a un Gobierno es objeto de revisión por todos los organismos, incluso la prensa y muchos otros. Ese no es un ataque, es el libre juego de una democracia libre, en la que hay libertad de opinión. Le digo al presidente que a quien no le gusten los puños, que no se suba al ring”, afirmó Arrubla.
De igual manera, el expresidente de la Corte Suprema añadió: “Sí, a ojo de buen cubero, como ciudadano, veo exageradas las posiciones del señor presidente. Parecen respuestas de un hombre acorralado, pero no está acorralado. Está ejerciendo su poder, tiene el presupuesto nacional, maneja la fuerza pública, maneja a sus ministros, no sé por qué se siente acorralado. Aquí lo que está funcionando es el juego de pesos y contrapesos de una democracia a los que están sometidos todos los gobernantes, incluyendo los de izquierda”.
La representante a la Cámara Katherine Miranda, de la Alianza Verde, dijo: “Petro ha dejado en evidencia que el pacto nacional solamente es un discurso mal elaborado. Sus constantes ataques a la prensa, a las cortes y al Congreso no solo representan una afrenta directa a la división de poderes y la libertad de prensa, sino un asalto a los mismos cimientos de nuestra democracia. En lugar de asegurar el respeto a las instituciones, su estrategia se centra en victimizarse y fabricar enemigos imaginarios, esto con el aparente propósito de desviar la atención de la corrupción y negligencia que este Gobierno ha intentado ocultar”.
El presidente del Senado, Efraín Cepeda, dijo que “esas elucubraciones del presidente no tienen ningún sustento en la realidad. Nadie está pensando en tumbarlo. Las personas de los diferentes sectores de la vida nacional lo que quieren es que el Gobierno deje de dar tantos tumbos y se sintonice con las preocupaciones nacionales. Este país necesita ejecución y eso requiere dejar de dedicarles tiempo a las conspiraciones inexistentes y ponerse a coordinar, liderar y ejecutar. La ejecución presupuestal está en sus mínimos y eso quiere decir que las soluciones que tanto necesita la gente se están aplazando”.
El presidente de la Cámara, Jaime Raúl Salamanca, reconoció un deterioro político tanto por “las declaraciones del presidente como por el bloqueo legislativo”. “Por eso he insistido en buscar lo que nos une y no lo que nos separa. Todos tenemos que ceder y bajar el tono a la confrontación política, esto no significa pensar igual, significa pensar en solucionar los problemas a la gente”, sostuvo.
Por su parte, el representante a la Cámara Herálicto Landínez, del Pacto Histórico, señaló: “El presidente tiene información que nosotros no tenemos. Los organismos de seguridad, de inteligencia, tienen información de primera mano, clasificada, a la cual nosotros no tenemos acceso, pero él sí. Y si él ha manifestado públicamente que hay un plan en su contra es porque tiene información. Lo que nos corresponde a todos es defender la democracia, defender el fuero del presidente que fue elegido para un periodo de cuatro años. Las denuncias son muy graves y muy delicadas”.
“Hay información de seguridad nacional que es reservada, clasificada y secreta, y, por tanto, no se puede revelar. Debe ser usada con fines de prevenir cualquier amenaza contra el Estado, la seguridad nacional y la figura del presidente”, afirmó Landínez.
La senadora María José Pizarro, del Pacto Histórico, dijo en sus redes: “El ataque golpista no es solo contra el presidente, sino también contra la vice, la democracia, el proyecto político del cambio y contra el pueblo trabajador (...) no pasarán”.
No obstante, el senador Mauricio Gómez Amín, del Partido Liberal, dijo que cuando las cosas le salen bien a Petro, el Congreso es “bueno”. “Y cuando le salen como no quiere, es malo y lo quiere tumbar. Le diría al presidente: dedíquese a gobernar, a ejecutar, a mejorar la calidad de vida de las personas en las regiones”.
Carolina Arbeláez, representante a la Cámara, de Cambio Radical, afirmó: “Creo que el presidente está desesperado, hay unas pruebas muy contundentes que demostrarían que la financiación de su campaña no solo violó los topes electorales, sino que existieron, al parecer, dineros ilícitos. Está desesperado porque quiere evadir a la justicia y empieza a construir unas cortinas de humo”.
El senador Alfredo Deluque, del Partido de la U, afirmó que “esto no es nuevo, es lo que le está pasando hace rato y es que está adelantando la campaña política de 2026 ante los malos resultados de su Gobierno”.
A su turno, el senador Antonio Zabaraín, de Cambio Radical, dijo: “Personalmente, pienso que el señor presidente está de psiquiatra, tiene un trastorno de personalidad narcisista. Las personas que padecen de esta patología tienden a tener un sentido exagerado de su propia importancia, sienten necesidad de admiración y, además, tienen falta de empatía”.
Carlos Alonso Lucio, quien fue compañero de Petro en el M-19, tiene su lectura de los hechos: “Con Petro no está pasando nada distinto a lo que ha pasado siempre frente a su juicio político porque se pasó los topes electorales en su campaña. Volvió a revivir el golpe de Estado, el golpe blando, la polarización de su propia gente y su mensaje que apunta a que no lo dejan gobernar. Presentó un proyecto de presupuesto para que el Congreso no lo apruebe y encuentra un mecanismo para decir que no lo dejan gobernar. A Petro le gusta el discurso de ‘no me dejan gobernar’ y no que gobierna mal. Como no tiene defensa frente al CNE, ¿cómo se defiende? Atacando, contando películas”.
Toda esta tensión a la que Petro está sometiendo al país se da en medio de las investigaciones que realiza el CNE contra su campaña por supuesta violación de topes. Es cierto que el presidente fue elegido en las urnas, de manera democrática, y tiene derecho a un debido proceso y todas las garantías. También es una realidad que en Colombia ni siquiera un presidente está por encima de la ley. Lo que ordena la Constitución no puede convertirse en una amenaza para el mandatario, ni considerarse un “golpe de Estado”. Petro debería respetar dichas investigaciones para que brillen la verdad y la justicia.