Canasta familiar
La inflación de los alimentos, ¿amenaza de hambre y pobreza extrema?
El panorama internacional de los precios de la comida tiene las alarmas encendidas. El Banco Mundial advierte los riesgos que puede generar. En Colombia la presión del costo de los alimentos llevó en el cálculo anual, al Índice de Precios al Consumidor de julio a dos dígitos, el mayor de este siglo.
Después de la pandemia y el impacto que tuvo en materia de destrucción de empleos y generación de pobreza, ahora la atención está puesta en el elevado costo de vida en el mundo.
Según Michael Gladchun, estratega senior de Loomis Sayles, filial de la firma Natixis Investment Managers, la inflación sigue siendo generalizada: los bancos centrales de todo el mundo están endureciendo sus políticas monetarias, la confianza de los consumidores –según algunas mediciones– ha caído a un mínimo histórico, con un porcentaje récord de consumidores que citan el aumento de los precios como el principal factor que erosiona su nivel de vida.
“Además, en una reciente encuesta a pequeñas empresas, el 34% de los encuestados –el más alto en más de 40 años– citó la inflación como su problema más importante. Las encuestas y las tendencias de búsqueda en internet muestran que la inflación sigue dominando la psique del público”, explica Gladchun.
El panorama global se vuelve más preocupante, pues son los precios de los alimentos los que mantienen, en gran parte, el incremento en el costo de vida.
Tendencias
Según un análisis del Banco Mundial (BM), el alza sin precedentes de los precios de los alimentos “ha provocado una crisis mundial que empujará a millones más a la pobreza extrema, aumentando el hambre y la malnutrición, y amenazando con eliminar los avances en materia de desarrollo logrados con tanto esfuerzo”.
Factores como la guerra en Ucrania, las interrupciones en la cadena de suministro y las continuas repercusiones económicas de la pandemia están no solo llevando los precios a máximos históricos sino amenazando los logros que se han alcanzado en eliminación de la pobreza y en sociedades con mayor acceso a los alimentos.
Las alarmas están encendidas porque los mayores precios de los alimentos afectan con más intensidad a la población de los países de ingresos bajos y medios, que gasta en alimentos un porcentaje mayor de sus ingresos que la de los países de ingreso alto.
Al 29 de julio de 2022, de acuerdo con cálculos del BM, el índice de precios agrícolas era un 19 % más elevado que el nivel de enero de 2021. Los precios del maíz y el trigo eran 16 % y 22 % más altos, respectivamente, que los de enero de 2021, y los precios del arroz eran 14 % más bajos.
La inflación interna de los precios de los alimentos sigue siendo alta en todo el mundo. Datos del último mes, correspondientes al periodo comprendido entre marzo y junio de 2022, indican una elevada inflación en casi todos los países de ingreso bajo y mediano; el 93,8 % de los países de ingreso bajo, el 89,1 % de los países de ingreso mediano bajo y el 89 % de los países de ingreso mediano alto han registrado niveles de inflación superiores al 5 %, y muchos experimentan una inflación de dos dígitos. La proporción de países de ingreso alto con elevada inflación también ha aumentado considerablemente, y alrededor del 78,6 % experimenta una alta inflación de los precios de los alimentos.
Los precios de los alimentos ya eran altos antes de la guerra entre Rusia y Ucrania. El conflicto los sigue presionando al alza. Los productos básicos que se han visto más afectados son el trigo, el maíz, los aceites comestibles y los fertilizantes. Para el BM, los mercados mundiales de productos básicos se enfrentan a riesgos al alza a través de los siguientes canales: reducción de los suministros de cereales, aumento de los precios de la energía, aumento de los precios de los fertilizantes y perturbación del comercio debido al cierre de los principales puertos.
En los próximos meses, un reto importante será el acceso a los fertilizantes, lo que podría repercutir en la producción de alimentos de muchos cultivos en diferentes regiones. Rusia y Belarús son los principales exportadores de fertilizantes, con el 38 % de los fertilizantes potásicos, el 17 % de los fertilizantes compuestos y el 15 % de los fertilizantes nitrogenados.
Después del inicio de la guerra en Ucrania, las políticas relacionadas con el comercio impuestas por los países han aumentado. La crisis alimentaria mundial se ha agravado en parte por el creciente número de restricciones al comercio de alimentos establecidas por los países con el objetivo de aumentar la oferta interna y reducir los precios. Al 15 de julio, 18 países han aplicado 27 prohibiciones a la exportación de alimentos, y 7 han implementado 11 medidas de restricción de las exportaciones.
¿Y en Colombia?
La semana anterior, el Dane dio a conocer el dato de inflación del mes de julio, que se ubicó en 0,81%, por encima de las expectativas del mercado que esperaban en promedio una inflación del 0,53%. Con este resultado la inflación anual a ese mes llegó al doble dígito y registró 10,21%, su nivel más alto desde abril del 2000. Según Anif, para julio de 2022 la variación mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) –del 0,81%-, es 5 veces más alta que el promedio de la inflación mensual de julio entre 2016 y 2021.
De acuerdo con un análisis del Banco Popular, la sorpresa inflacionaria de julio se explica principalmente por el comportamiento de los alimentos que presentaron una inflación mensual de 1,17%. Con esto la inflación anual de alimentos llegó al 24,62% impulsada por el precio de hortalizas y legumbres (4,33% de inflación mensual) que han incrementado de precio en la medida que los hogares colombianos se han visto forzados a reemplazar la proteína animal en sus dietas a causa de los altos precios de la carne y el pollo.
Las divisiones de gasto que más aportaron al dato mensual fueron Alimentos (22 puntos básicos) Alojamiento y Servicios Públicos (18 puntos básicos) y Transporte (12 puntos básicos).
El dato de julio se ubicó cerca de 30 puntos básicos por encima de las expectativas del mercado. “Lo que genera mayor preocupación del resultado de julio es el repunte de los alimentos que se ubicaron en 24,62% a/a. Pues el consenso del mercado (e incluso del equipo técnico del Banco de la República) apuntaba a una reducción en la inflación de alimentos en el segundo semestre del año”, agrega el análisis del Banco Popular.
Por su parte, Anif considera que las mayores contribuciones al resultado mensual se dan por cuenta de las divisiones de alimentos, de alojamiento y servicios públicos y de transporte, que juntas suman 0,52 puntos porcentuales de la variación mensual total. “En otras palabras, casi 65% de la variación mensual de los precios se explican por la dinámica de esas tres divisiones”, dice el gremio financiero.
Y agrega: “En la división de alimentos, persisten los precios altos en productos fundamentales de consumo como el pollo, el azúcar, la carne de res, las hortalizas y el pan. Por su parte, el resultado de la división de alojamiento se deriva del alza en las tarifas del servicio de energía eléctrica, mientras que en la división de transporte el incremento de cerca de $150 en los combustibles son el principal factor. Si miramos los resultados anuales, la historia no es muy distinta. Las divisiones que más contribuyeron a la inflación mensual fueron los alimentos, el alojamiento y servicios públicos, las comidas fuera del hogar y el transporte, que juntas suman 8.8 puntos de la variación total de 10,21%”.
Varios analistas financieros han advertido que los aumentos de las tasas por parte del Banco de la República, que ya van en el 9 %, estarían llegando a su tope. “Consideramos que el ciclo de alza en tasas habría finalizado y que la tasa se mantendría por un tiempo en el nivel actual, lo suficientemente alto para lograr una moderación de la inflación en el horizonte de política y una convergencia a la meta de inflación hacia 2024″, señaló en su análisis BBVA Research. En igual sentido se pronunció Bancolombia, para quien, con ese nivel la postura de política monetaria entraría en terreno contractivo. Esto sugiere que el ciclo de ajustes en la tasa de intervención estaría cerca de terminar. “Los datos que se publiquen en próximos dos meses determinarán si se requiere algún ajuste adicional que, de llegar a ocurrir, sería marginal”, dijo la entidad financiera.
Sin embargo, con factores como los alimentos –que tendrá presiones por los efectos del invierno-, el aumento en el dólar y el posible incremento en la gasolina para quitarle presión al Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles no es del todo descartable que el Banco de la República frene el aumento de tasas.