Home

Mundo

Artículo

El gobierno del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, destaca su gestión frente a las pandillas.
El gobierno del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, defiende sus políticas con la reducción de la violencia en el país. | Foto: Reuters / Autor: José Cabezas (izquierda y centro), Presidencia de El Salvador (derecha).

Mundo

Nayib Bukele defiende la destrucción de tumbas con referencias a las pandillas: “Destruir sus símbolos, su memoria”

El presidente salvadoreño insiste en que se deben erradicar los elementos referentes a las pandillas.

7 de noviembre de 2022

El operativo para destruir las tumbas de cientos de pandilleros en El Salvador sigue sumando detractores, como a su vez el presidente Nayib Bukele continúa defendiendo las acciones en contra de los “altares” que se estaban presentando alrededor de estos lugares, y claramente, encendiendo el debate público con sus afirmaciones.

En las últimas horas, Bukele resaltó que su promesa de campaña y objetivo principal en sus gobiernos, el sacar al país de la crisis de seguridad y violencia provocada por las maras que se han arraigado al pueblo salvadoreño “no es un trabajo fácil”, y que parte también de la misma lucha sería el eliminar sus “símbolos”.

Destruir a las pandillas que estaban tan enraizadas en la sociedad salvadoreña, no es un trabajo fácil; de hecho, siempre se creyó que era imposible. Lograrlo requiere de muchas acciones simultáneas. Una de ellas es destruir sus símbolos, su sentido de pertenencia, su memoria”, sentenció Bukele.

Y agregó: “Por cierto, los encargados de destruir las tumbas de los pandilleros son todos prisioneros, resarciendo un poco del daño que le hicieron a la sociedad”, esta afirmación del presidente salvadoreño indica que, tras los fallidos procesos de diálogo que se llevaron en el país centroamericano para desarmar a las maras sin éxito, ahora el mismo mandatario estaría tomando el poder para que los mismos detenidos por pertenecer a las pandillas destruyan los símbolos y elementos que hacen parte histórica de su mara.

Acompañando los trinos, el presidente Bukele publicó un video en el que se ve el proceso de destrucción de las tumbas de los pandilleros fallecidos; con mazos, cascos y todos los implementos para llevar a cabo la tarea, se muestra cómo caen las iniciales “MS” o “MS-13″ entre otras, típicas de la Mara Salvatrucha y sus brazos armados.

Según CNN, fueron miembros del programa carcelario Yo Cambio los designados para destruir los sepulcros en el cementerio de Santa Tecla (población con más de 121.000 habitantes). Las autoridades aclararon que los restos continuarán en el mismo lugar, con la diferencia de que ya no será posible que los familiares o allegados coloquen distintivos alusivos a las maras.

Ese medio estadounidense indicó que, en la “guerra” contra las pandillas, también se han llevado a cabo jornadas para eliminar grafitis cuyo contenido pueda generar temor entre los ciudadanos.

La política usada por Bukele en El Salvador ha sido criticada y cuestionada a nivel mundial por defensores de derechos humanos, sin embargo, el mandatario ha venido defendiendo sus acciones y la instauración del estado de excepción con la reducción del crimen en el país centroamericano, entre otros buenos índices.

“Los resultados de la estrategia de seguridad que implementa el Gobierno del presidente Nayib Bukele son irrefutables. En lo que va del régimen de excepción, las fuerzas de seguridad han capturado a más de 56.000 pandilleros”, puntualizó la oficina presidencial. Incluso, Bukele llegó a asegurar que se tenía “el país más seguro del mundo”.

Los históricos resultados de la Guerra contra las pandillas sientan las bases de un nuevo El Salvador que estamos construyendo, un país donde los salvadoreños caminen seguros en cualquier lugar del territorio”, se lee en otro mensaje del Gobierno que contabilizaba (hasta el 28 de octubre) 227 días sin ningún homicidio.

Mientras que la otra cara de la lucha muestra a un Bukele autoritario, capaz de movilizar al ejército hacia el Congreso para apoyar sus directivas, además de los detractores por la carencia de buenos tratos y garantía de derechos humanos con los que estaría tratando a los pandilleros detenidos.