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¿Vacuna o cárcel? Las polémicas declaraciones del presidente de Filipinas
El mandatario filipino mostró su preocupación por el bajo ritmo de vacunación de su país.
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La baja asistencia de los filipinos a los puestos de vacunación en la capital, Manila, molestó al presidente Rodrigo Duterte, y muy a su estilo expresó las medidas que podría tomar si las personas se siguen resistiendo a ser vacunadas.
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“Hay una crisis en este país. Estoy desesperado de que los filipinos no le presten atención al Gobierno”, señaló en una alocución, en la que dijo que había urgencia de aumentar la vacunación.
Hasta el momento, solo 2,1 millones de personas han recibido dosis de las vacunas contra la covid-19 en Filipinas, de un total de 110 millones de habitantes, aun cuando el país registra 23.000 muertes a causa del virus y más de 300.000 casos positivos.
“Elijan: la vacuna o la cárcel”, fue la amenaza de Duterte a los ciudadanos de su país. Esta declaración contrasta con lo que otros funcionarios de su Gobierno han expresado en otros espacios en donde han destacado que la vacunación es libre y que la decisión es autónoma en cada persona.
Entre tanto, en Filipinas se mantendrá la prohibición de reabrir algunos sectores económicos, así como mantener la virtualidad en la educación por lo que se atraviesa un nuevo pico de contagios.
Estas declaraciones de Duterte, que han causado polémica y terror en los ciudadanos, coinciden con el anuncio del Gobierno de Estados Unidos en el que se destaca que Filipinas entró en la lista de los países que recibirán donación de vacunas en la primera tanda de 80 millones de dosis.
La Casa Blanca reveló el destino de los 55 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus restantes del anuncio de 80 millones recientemente comprometidas para su asignación a distintos países antes de que termine el mes de junio. De ellas, 41 millones irán al mecanismo Covax dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Del total de dosis comprometidas para Covax, 14 millones irán para América Latina y el Caribe; 16 millones, para Asia –India, Nepal, Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka, Afganistán, Maldivas, Bután, Filipinas, Vietnam, Indonesia, Tailandia, Malasia, Laos, Papúa Nueva Guinea, Taiwán, Camboya y las islas del Pacífico–, y otros diez millones de dosis serán para África, concretamente para países “seleccionados en coordinación con la Unión Africana”.
Otros 14 millones de dosis serán distribuidos fuera del sistema Covax con “prioridades regionales y otros receptores” como Colombia, Argentina, Haití, Afganistán, Pakistán e Irak.
¿Se imponen las amenazas para la vacunación?
En Rusia los empleados que se nieguen a vacunarse contra la covid-19 en las regiones en las que es obligatorio podrán ser despedidos sin sueldo, anunció el ministro de Trabajo ruso.
“Si las autoridades sanitarias de una región hacen obligatoria la vacunación para ciertas categorías de trabajadores, un empleado no vacunado puede ser suspendido”, dijo Anton Kotiakov a los medios rusos el sábado, en comentarios reproducidos el domingo por el canal gubernamental de Telegram de seguimiento de la pandemia.
Según el ministro, la suspensión duraría mientras el decreto de vacunación obligatoria sea válido. Frente al aumento de casos, la ciudad de Moscú y su región fueron las primeras en Rusia en hacer obligatoria la vacunación, para los empleados del sector servicios.
Según las autoridades, este brote se debe a la variante Delta, aparecida en India, y que afecta a casi el 90 % de los nuevos pacientes, según el alcalde Serguéi Sobianin. El número de nuevos casos en San Petersburgo superó los 1.000 en 24 horas por primera vez desde finales de febrero. A nivel nacional, el país registró 17.611 nuevos casos.
El brote se vio favorecido por una campaña de vacunación lenta por la desconfianza de los rusos, la ausencia de restricciones desde hace meses y el incumplimiento de las normas de distanciamiento y de uso de mascarilla.