Entrevista
Catherine Juvinao habla de posibles dádivas del Gobierno Petro a congresistas para que aprueben desastrosa reforma a la salud: “Están jugando con candela”
La representante Catherine Juvinao les recordó a los ministros del Gobierno Petro que existe un delito llamado cohecho y que la presión que hacen en el Congreso es indebida. Reiteró sus críticas a la reforma a la salud, que califica como peligrosa.
SEMANA: La reforma a la salud está estancada y no ha sido aprobada en segundo debate. ¿Qué ocurre?
Catherine Juvinao (C. J.): Estamos en un período de incertidumbre y el Gobierno no está haciendo la lectura adecuada del momento, porque la reforma a la salud no tiene mayorías consolidadas en la Cámara de Representantes ni mucho menos en el Senado. Esa falta de lectura política del Gobierno ya nos tiene en una especie de encrucijada porque llevamos varias semanas atorados con la reforma. Como los representantes no están del todo convencidos, la plenaria se queda sin cuórum fácilmente. Quienes somos críticos de la reforma hemos propuesto aplazarla hasta que llegue el concepto fiscal del Ministerio de Hacienda. Por su parte, la oposición intenta dilatar al máximo esta discusión y creo que va siendo hora de que el Gobierno entienda que es momento de retirar la reforma a la salud. Esta reforma no convenció al Congreso, ni al país ni a la sociedad. A mayor entendimiento de la reforma, menos apoyo, porque se sabe lo grave que sería.
SEMANA: ¿Si se retira podría ser mejorada?
C. J.: Nos abre la posibilidad, ahora sí, de construir una reforma con los expertos, las organizaciones de pacientes, las organizaciones de médicos y todos los sectores para presentarla, quizás, en febrero, porque desde 2024 empezaremos a trabajar desde ese mes. Aquí hay que tramitar una buena reforma a la salud.
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SEMANA: ¿El Gobierno escucha las críticas efectuadas desde el Congreso?
C. J.: No, nosotros hicimos una subcomisión para estudiar la reforma, pero lastimosamente lo que se nos aceptó fue cosmético. El espíritu de la reforma se mantiene. No quieren dar un debate garantista. El presidente de la Cámara, Andrés Calle, se había comprometido con nosotros a que cuando llegaran los artículos medulares de la reforma, los más delicados, los que requieren más garantías en el debate, justamente por su complejidad y su alcance, serían discutidos a fondo, pero sorpresivamente esa palabra se rompió. Lo que intentaron hacer fue meter un bloque de diez artículos con temas supremamente álgidos. Hemos resistido todo este tiempo porque nos quieren meter la reforma a patadas, pero seguiremos luchando.
SEMANA: Ustedes hicieron una protesta pidiendo garantías para el debate. ¿Andrés Calle las ofrece?
C. J.: Yo apoyé al presidente de la Cámara cuando fue elegido y tengo una muy buena relación con él. Lo que veo es que él está recibiendo una presión muy grande del Gobierno nacional y tiene que responder con los proyectos del Ejecutivo. Y eso no está mal, pero uno esperaría que cumpla su palabra. Él sabe que los artículos que faltan por aprobar son demasiado delicados, son muy complejos, incluso, algunos diríamos que son peligrosos.
SEMANA: ¿El Gobierno quiere pasar por alto todos estos puntos complejos?
C. J.: Ni siquiera entiendo por qué el Gobierno quiere pupitrear los artículos más delicados de la reforma. Si la reforma fuera tan buena, tuviera tanto apoyo y fervor popular como ellos dicen, pues el debate debería darse pausadamente sobre los artículos que faltan. ¿Cuál es el miedo? Sería mejor para que la ciudadanía se dé cuenta de lo que contiene cada propuesta, pero les da miedo porque, cada vez que tenemos la oportunidad de dar los argumentos, ellos pierden apoyo.
Por eso es que ellos quieren reducir el trámite de la reforma a una campaña activista en la que simplemente sostienen algunas arengas como que la salud es un derecho, no un negocio. Si se revisa el articulado de la reforma, no soluciona los problemas de la salud en Colombia. ¿Cómo es posible que le digan mentiras así a la gente?
Hay total deshonestidad intelectual en el trámite de la reforma por parte del Gobierno, a tal punto que ya están tratando de manosear las cifras para dar a entender unas cosas y luego les toca corregir, porque esas no eran las cifras. También es una pérdida de capacidad técnica en el Ministerio de Salud, que está cada vez más enredado con sus propias cifras.
SEMANA: ¿Esta es una reforma peligrosa para los colombianos?
C. J.: Sí, porque la reforma fragmenta los servicios de salud de manera muy peligrosa. Se crean una cantidad de nuevas instancias en las que todas se trasladan las funciones con todas, no se sabe quién le pone la cara al paciente y habrá participación de alcaldes y gobernadores. Esta es una reforma que incentiva el desbordamiento absoluto del gasto porque elimina los contratos del sistema de salud, y la reforma plantea que la Adres va a pagar la facturación a todos los prestadores porque se va a implementar el giro directo, cosa con la que yo estoy de acuerdo, pero para eso no necesitan reforma, que es lo peor de todo. Si esto no es un escándalo monumental, yo no sé qué puede ser, porque aquí lo que básicamente estamos diciendo es que la Adres va a validar facturas por prestación de servicios de salud sin auditar y que va a desembolsar el 80 % del valor de esas facturas en un plazo de 30 días. Y lo peor es que no sabemos cuánto costará porque no quieren presentar el concepto del Ministerio de Hacienda.
SEMANA: En las plenarias se han visto ministros y funcionarios del Gobierno desfilando y hablando con los representantes. ¿Están ofreciendo mermelada a cambio de los votos?
C. J.: Ya hay periodistas que están haciendo denuncias concretas con nombres concretos de ministros, con nombres completos de entidades y nombres de partidos políticos que ya estarían en negociaciones y componendas con tal de apoyar la reforma. Yo le quiero recordar al Gobierno que en el Código Penal colombiano hay un delito que se llama cohecho. Me parece que el Gobierno está jugando con candela, los ministros están jugando con candela, porque lo hacen sin ningún pudor y van llegando a la plenaria y se sientan al lado de los congresistas y van diciéndoles más o menos qué hay que hacer para votar. Eso siempre ha pasado aquí y no vamos a decir que el Gobierno Petro es el primero que lo está haciendo, pero es que ahora lo hacen sin ningún tipo de pudor.
SEMANA: Usted habla sobre un complot entre el Pacto Histórico y algunos partidos tradicionales para darles más recursos a las EPS. ¿De qué se trata?
C. J.: A mí me da risa cómo la bodega del petrismo y los mismos congresistas del Pacto Histórico todo el tiempo nos están diciendo a los críticos de la reforma que somos unos vendidos a las EPS. A mí las EPS jamás me han pedido nada y ni siquiera las conozco. Los que sí están defendiendo un regalito en la reforma a la salud para las EPS, ahora gestoras, son el Pacto Histórico con el Partido Liberal y el partido de La U. Ellos fueron los que se reunieron a puerta cerrada con Petro, Dilian (Francisca Toro) y César Gaviria a decir que, para que esos partidos apoyaran esta reforma, fuera buena o fuera mala, tenían que por lo menos asegurar un regalito de entre 5 y 8 billones de pesos a las EPS. Sí, esa es la verdad. ¿Por qué no le cuentan al país que el Pacto Histórico se la pasa haciendo acuerdos cuestionables con partidos tradicionales, metiendo micos en la reforma a la salud? Cuando llegue el momento de discutir ese artículo, yo le voy a revelar los detalles del acuerdo al país.
SEMANA: ¿Usted sabe sobre las reuniones de congresistas de la Alianza Verde en la Casa de Nariño?
C. J.: Me enteré por un medio de comunicación que supuestamente unos congresistas del partido Verde estaban en la Casa de Nariño. Por supuesto que a mí no me invitaron. A mí no me invitan a tomar tinto porque ellos saben que conmigo la discusión es sobre los argumentos y sobre los artículos de la reforma. Ellos no son capaces de darme esa discusión así, en ese detalle. En esas discusiones es muy probable que hablen de todo menos de los artículos. Deben estar hablando de quién sabe qué. Y sí tengo que decir que me incomoda que haya congresistas del partido Verde que, sin contarle a toda la bancada, vayan por su cuenta al Palacio de Nariño a sentarse con Petro a hacer quién sabe qué tipo de acuerdos.
SEMANA: Las bodegas le sacaron trinos del pasado en los que dice que las EPS no salvan vidas. Incluso, el presidente Gustavo Petro sacó a relucir uno de ellos. ¿Qué opina sobre los ataques?
C. J.: A mí me encantan los ataques que me hace el petrismo porque son los ataques más sanos que a cualquier persona le pueden hacer. Lo único que tienen para atacarme son trinos de 2012 y 2010. No veo cuál es el escándalo. Yo sigo pensando que las EPS que han hecho cosas terribles hay que acabarlas y meter a la cárcel a los que roban. El punto es que no todas lo hacen mal. Hay algunas que lo han hecho bien y son las que la gente está defendiendo. Invito al Gobierno y a sus congresistas a que elevemos un poquito el nivel del debate, que sean un poquito menos flojos intelectualmente. Combatamos la pereza intelectual, por favor.
SEMANA: ¿El Gustavo Petro que usted respaldó en campaña es el mismo que hoy gobierna?
C. J.: Yo veo al presidente muy desdibujado. Lo que me motivó a apoyar al presidente Petro, porque yo estaba apoyando primero a Fajardo, fue ver que estaba listo. Pensé que ya había adquirido la madurez política. También, su tono conciliador porque se mostró como un estadista. Habló siempre de abandonar los sectarismos, de convocar a todos los sectores y de construir un gran acuerdo nacional. Se le veía contento, se le veía feliz, se le veía sonriente. El presidente Petro no es una persona que todo el tiempo esté sonriendo. Se le veía amigable, se le veía cálido. Eso duró dos o tres meses. Haber sacado a ministros moderados fue un mensaje muy fuerte para la ciudadanía. Fue: “¿Se acuerdan de todo el acuerdo nacional? Es lo que les dije en campaña. Ya no, ya voy a volver a ser el Petro sectario y radical, como me gusta. Ahora voy a poner ministros solamente de mi línea, tropas propias, ¿y adivinen qué? Me voy a dedicar a pelear por todo, contra todo”. Ese fue el mensaje del presidente y creo que la gente se empezó a preocupar.