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Luigi Echeverri y Luis Carlos Vélez

ENTREVISTA

“La campaña que yo manejé no puede responder por las vagabunderías que haya en la calle”

El exjefe de la campaña Duque Presidente, Luigi Echeverri, asegura que manejaron limpiamente los dineros de la misma. Sostiene que existe una estrategia continua de hacerle daño al mandatario.

Luis Carlos Vélez
14 de marzo de 2020

Luis Carlos Vélez: ¿A la campaña del presidente Iván Duque entró dinero del Ñeñe Hernández?

Luigi Echeverri: Yo no sé quién es el Ñeñe porque yo no hablo con alias. Ese señor, según entiendo, es de apellido Hernández y en ninguna parte existe en la campaña un registro de entrada de ningún Hernández. Fueron tres campañas: consulta, primera vuelta y segunda vuelta. En la consulta nosotros recibimos aportes de 61 donantes y crédito bancario de dos entidades; no había anticipos. Con eso se financió la campaña. Entre esos 61 donantes no estuvo ningún Hernández. En la primera vuelta hubo 362 donantes y no figura ningún Hernández, y en la segunda vuelta no hubo donantes particulares. La única persona autorizada, mediante publicaciones que yo hice en medios digitales y de circulación nacional al inicio de cada una de las tres campañas para recibir donaciones o para autorizar gastos, eventos, publicidad, actos públicos o contratación de servicios, era yo. Nosotros manejamos cuenta única, es decir que no le aceptamos a nadie ni efectivo ni consignaciones. No recibimos transferencias.

L.C.V.: ¿Qué piensa de lo que ha trascendido en los medios sobre la posible participación del Ñeñe en la campaña del presidente Iván Duque?

L.E.: Yo pienso que aquí hay un montón de cosas que uno no se explica en cuanto a la creatividad y al morbo con el que se están manejando los medios. No he podido encontrar que en ninguna parte se afirme taxativamente que hubo unos recursos para una compra de votos. Aquí también se denota un nivel de ignorancia muy alto sobre las diferencias entre cómo se maneja una campaña presidencial y una campaña para órganos colegiados. Sin duda, esta metodología que nosotros utilizamos, y que se construyó desde 2002, se hizo para evitar que a una campaña la infiltraran o le pudieran endilgar dineros mal habidos del narcotráfico o de personas indeseables. Tampoco, que se generaran compromisos que después llevaran a la campaña a hacer pagos o dádivas políticas de alguna naturaleza.

L.C.V.: La denuncia es que compraron votos para la campaña de Iván Duque…

L.E.: Las ilegalidades electorales son tres. Fraude electoral, que es que una institución manipule los resultados. Eso no ha pasado en Colombia. Segundo, alteración de votos, que ocurre en las mesas de votación. Eso es muy difícil con la velocidad en que se da una elección presidencial. Y tercero, compra de votos. Explíqueme cómo una persona que le garantiza que le vende su voto va a meterse sola a una cabina a tachar una lista y que realmente va a tachar el que usted cree. Además, ¿cuántos votos se pueden comprar? Iván Duque le ganó a Gustavo Petro por una diferencia de 2 millones de votos. Si alguien quiere inferir que esa diferencia son votos comprados, no son los 1.000 millones de los que están hablando. A 50.000 pesos por voto, serían 100.000 millones. ¿Dónde están esos 100.000 millones? Porque es que 100.000 millones se ven en la economía, inmediatamente flotan. Yo no los he visto.

"También se denota un nivel de ignorancia muy alto sobre cómo se maneja una campaña presidencial y una para órganos colegiados".

L.C.V.: Pero en la transcripción que se conoce hablan supuestamente de 1.000 millones para una campaña. ¿Eso cómo se explica?

L.E.: La campaña que yo manejé, en la que yo como gerente puse mi patrimonio como garantía, no puede responder por las vagabunderías que haya en la calle, ni por las cosas que hagan personas que sean o no delincuentes o indelicados. Si esos señores son delincuentes, como dicen, que los que hablan con delincuentes averigüen quién les robó la plata o cómo se la robaron entre ellos y la de quién se robaron. Pero a la campaña de Iván Duque yo le garantizo que no entró esa plata.

L.C.V.: Hay fotografías del presidente y del expresidente con el Ñeñe Hernández en las que parecen personas cercanas…

L.E.: Claro, como hay fotografías del Pibe con toda la gente que ha ido a los estadios.

L.C.V.: Usted habla de vagabundería. ¿Eso qué significa?

L.E.: Aquí se ha hablado toda la vida de que hay unas culturas políticas complicadas. Yo puedo presentar las cuentas, nosotros nos endeudamos para esas tres campañas en 48.000 millones de pesos y están todos los gastos sustentados en recibos. Lo que yo recibí lo gasté y tratamos de no aceptarle plata a la gente. Tanto fue así que no lo hicimos en segunda vuelta para que la campaña no tuviera este tipo de dudas. Establecimos 17 controles de entradas de cheques y una cuenta única. ¿Cómo voy a responder por lo que pueda hacer la gente en la calle? No pueden decir que la campaña de Duque o que Duque estuvo metido en eso. Es una vagabundería de quienes dicen eso y de quienes hicieron eso si lo hicieron.

L.C.V.: Pero eso no descarta que personajes como el Ñeñe hubieran comprado votos a nombre de Duque o de cualquier otra persona…

L.E.: Vuelvo y le digo. Eso no tiene que ver con la campaña. Yo no tengo control sobre lo que haga gente que comete delitos y la campaña no tiene por qué responder por eso. Esa es la ley colombiana. Aquí están las tres resoluciones de las tres campañas que yo manejé después de la auditoría completa de la autoridad electoral y está todo reportado en cuentas claras.

L.C.V.: Vuelvo y le insisto, eso no descarta que el Ñeñe haya comprado votos a nombre de Duque.

L.E.: Puede que sí o puede que no. Ahora, en ninguna parte dice compra de votos. Esa es una inferencia que hacen los señores periodistas. Y yo me pregunto con qué intención.

L.C.V.: ¿Cuál puede ser esa intención?

L.E.: Darle a este Gobierno por boca y nariz. A un señor, que yo puedo dar fe de que es un gran trabajador, un hombre preparado, inteligente, transparente, que tiene un programa de gobierno bueno y se está matando por sacar un país adelante con la problemática que tiene este país.

L.C.V.: ¿Usted pone las manos en el fuego por el presidente Duque y el expresidente Uribe?

L.E.: Por ellos y por sus familias porque los conozco desde hace mucho tiempo. ¿Usted cree que yo voy a ser tan pendejo de ir a arriesgar mi patrimonio? Y por eso dije desde que inicié, y la gente no lo creía, que no quería puestos ni cargos públicos. Esto lo estoy haciendo por mi país y porque creo que es lo que se necesita para una democracia que debe continuar.

L.C.V.: ¿Usted alguna vez vio al Ñeñe Hernández?

L.E.: No. No lo conozco. Yo me relaciono con herreros, con cuidadores y montadores de caballos, con panaderos, con ordeñadores, con gente que trabaja en el campo. Y a veces me toca venir a ver blancos en Bogotá con corbata, que no me gusta mucho. Estoy haciendo un trabajo en Ecopetrol y un trabajo en la Cámara de Comercio de Bogotá a solicitud del presidente y lo estoy haciendo por el país. No tengo necesidad de eso.

L.C.V.: ¿Pudo haber personas que compraran votos a nombre de Iván Duque sin que ustedes supieran?

L.E.: Claro que pudieron haber. Pero ellos cometen un delito electoral y es un problema de ellos con las autoridades.

L.C.V.: ¿Hubo alguna acción de la campaña oficial contra personas que actuaran a nombre de la campaña a la presidencia?

L.E.: No. Hubo personas que utilizaron unas cachuchas y una valla en Medellín y, cuando lo vimos, les pedimos que no lo hicieran. Si la gente lo hizo y la autoridad electoral lo conoce, que lo denuncien, y esas personas tendrán una multa.

"Los medios de comunicación están dañándoles la imagen a dos patriotas, hombres buenos, que le sirven al país con voluntad de servicio público".

L.C.V.: Sobre el episodio de la asistente del expresidente Uribe, ¿usted la conoce?

L.E.: Claro que la conozco porque ha sido una de las personas que ha estado al lado de él. Yo presido una asociación llamada Primero Colombia, que no participa en política, pero que cambió la ley electoral en el país. Antes de 2002 no había reglas electorales. Todas esas prácticas que hoy nos tratan de endilgar no las teníamos claras en la legislación y el Gobierno Uribe fue el que las impuso. Nosotros, por ejemplo, tuvimos a la Procuraduría y a la gente de la autoridad electoral por solicitud nuestra. Tuvimos al CNE, a un tribunal de garantías electorales, y estuvieron en el tercer piso de la campaña con acceso en tiempo real a todo lo que hacíamos y registrábamos en cuentas claras.

L.C.V.: ¿María Claudia Daza tuvo alguna participación en la campaña?

L.E.: No. Fuera de que la pudieran llamar o no, porque el doctor Uribe estaba participando en política por el partido y era su asistente para coordinación de agenda. Ni tuvo ni tenía por qué. Todos los miembros que participaron en nuestra campaña estaban a sueldo. Los voluntarios fueron muy pocos, y la gran mayoría, más del 80 por ciento, fueron personas que sabían de sistemas y trabajaban en comunicaciones sin recomendación política. Fueron seleccionados por una headhunter.

L.C.V.: Que el expresidente acepte la versión de que la señora Daza pudo haberse manejado mal le da relevancia a la historia. ¿Por qué él aceptó esa versión?

L.E.: ¿Y qué voy a hacer si me doy cuenta de que una persona que trabaja conmigo está involucrada en un tema de estos, está haciendo cosas que no son o está en la sospecha? Uno está en la libertad de hacer eso. Cuando una persona trabaja para uno y se le pierde la confianza por cualquier motivo, lo que hay que hacer es salir de ella.

L.C.V.: ¿Esa pérdida de confianza está justificada en el caso de Daza? Porque ella insiste en que es inocente y que no dijo lo que menciona la transcripción.

L.E.: Yo creo que el doctor Uribe lo dejó muy claro, y esa ha sido la línea de conducta de Uribe toda la vida. Cada vez que ha visto que se comprueba o que tiene razones para salir de una persona, nunca ha dudado en salir de ella. La condición de él es la del colombiano promedio que es bueno y le gusta confiar y creer en la gente. ¿Cómo se explica usted que Uribe termine con un 90 por ciento de aprobación popular de todo un país? Después hay una estrategia como la de la Iglesia de inventarse el diablo para poder pecar. Aquí el tema ha sido todo Uribe. Todo el periodismo nacional quedó castrado mentalmente. Hay 500 artículos contra Uribe, en la televisión solo hablan contra Uribe. ¿Y es que aquí no hay nada más? ¿No estamos en adelantos tecnológicos, avances que llegan todos los días, diferencias culturales entre los países, no hay temas educativos? Lo único que tenemos que enseñarles a los muchachos es que Uribe es un malo, y que los malos son buenos. Problema grave porque aquí se convirtió lo ilegal en legal y lo legal en ilegal.

L.C.V.: ¿Qué tuvo de especial la campaña que usted manejó? Usted habla de una campaña apolítica…

L.E.: Nosotros hicimos unos muestreos económicos grandes, después obtuvimos los resultados y les aumentamos el valor estadístico. Lo que nos dio por todo lado es que para antes de una presidencial, en promedio, el 85 por ciento de los colombianos no creían ni en los partidos políticos, ni en los políticos. Entonces, ¿con qué lo dejaba a usted eso si se quería lograr una votación grande contra una figura pública que generaba el 45 por ciento de intención y un caballo a la carrera que tenía un reconocimiento del 1 por ciento? Pues usted tenía que apelar al mercado que representaba el 85 por ciento y no el que estaba en el 15 por ciento. Y ese mercado del 15 por ciento era peligroso porque era el de las estructuras políticas tradicionales de todo el mundo. Todos decían “la que gana aquí es la maquinaria”. Paja, el que ganaba en el mundo de las tecnologías no era ese. Hoy a un campesino rural, por ejemplo, que tiene un teléfono inteligente más poderoso que el computador que llevó al hombre a la luna, no le meten gato por liebre. Nosotros trabajamos con un concepto de mercadeo en el que analizamos el candidato y el mercado.

L.C.V.: ¿Eso fue lo que lo convirtió a usted en el gran estratega político de Iván Duque?

L.E.: A mí y a un grupo de personas. Yo solo no. Varias personas trabajaron conmigo de forma independiente. Luis Martín Uribe, que era el segundo mío en la comunicación, Juan Carlos Ortiz y Juan Luis Isaza.

L.C.V.: Eso debió darle mucho poder en el Gobierno…

L.E.: Yo no estoy en el Gobierno y yo no soy una persona con ambición de poder. Solo tengo poder cuando estoy montado encima de un caballo. Hablando con cristianos mentirosos no tengo poder ni me interesa. Ese soy yo.

L.C.V.: Pero muchos dicen que usted es el poder detrás del poder…

L.E.: ¡Ah!, daño lindo que le hacen a uno con eso. Todo el mundo empieza a llamarlo, a creer que uno le va a hacer milagros y se termina convirtiendo en una estampita. Eso lo único que hace es un daño.

L.C.V.: ¿En qué cree que va a quedar todo este escándalo de la Ñeñepolítica?

L.E.: Mi papá me enseñó que a nadie se le condenaba con la verdad. Lo que pasa con esto es que, cuando empiecen a escarbar en otras partes, se va a abrir un galpón donde guardaban toda la porquería. Yo le respondo por estos dos señores, por mí y por el equipo que yo contraté para trabajar en esta campaña.

L.C.V.: ¿Eso qué significa?

L.E.: Que las personas que trabajaron con nosotros hicieron una campaña limpia y transparente. Si alguna persona comete o cometió algún acto indebido en la calle, ¿la responsabilidad es mía o de ella? De ella.

L.C.V.: ¿Usted se siente maltratado por los medios de comunicación?

L.E.: Claro que sí, pero no solamente yo. Creo que están dañándoles la imagen a dos personas que son patriotas, hombres buenos, que le sirven al país con voluntad de servicio público y que han sido líderes importantes. Además de que en el país rural, en el país real, son reconocidos como grandes hombres.

L.C.V.: Si esto, como piensa usted, es una estrategia para afectar al presidente Duque, ¿quién está detrás?

L.E.: Parecería que es una estrategia. ¿Quién está detrás? Sabrá Mambrú porque yo no tengo bola de cristal. Pero gente mala en donde hay 200.000 hectáreas de coca produciendo a full tiene que haber a borbollones. Además, esta es una nación que ha sido afectada por el individualismo y por una cultura mafiosa. Somos tres países en el mundo los que producimos esta maldita peste blanca. Ha estado afectado por el ejercicio de la política y se cuestiona el ejercicio de la justicia en muchos casos. El Parlamento le deja a uno mucho que desear. Pero esto destruye porque les crea a muchas personas una imagen que no corresponde a la realidad. Detrás de estas cosas puede haber personas cercanas, lejanas, buenas, malas, organizaciones criminales, gente dentro de las mismas estructuras del Gobierno y del poder o desde afuera. ¿Cómo se explica todo lo que le ha pasado a Chile? También es que deben estar asustados algunos con cosas que no se conocen.

L.C.V.: ¿Qué va a pasar si no aparece el audio de la transcripción?

L.E.: Si pasaron cosas reales, que las castigue la ley, pero las tienen que probar. Aquí hay una telenovela y un show en los medios porque todo el mundo está opinando y especulando sobre esto. Es muy curioso que en esa transcripción dicen que esa era una plata que iba destinada a otra campaña. Lo único que yo puedo garantizar es que a esta campaña, de acuerdo con la ley, no entró ningún recurso ilegal. No es un tema del doctor Uribe ni del doctor Duque. Es muy importante saber dónde está la grabación. ¿La mostrarán o no la mostrarán? Ese es un problema que lo tienen que resolver con la Justicia las personas que estén implicadas en los audios.