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El presidente Duque, con la aprobación más baja en sus 19 meses de mandato.

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La primera foto de 2020: ¿cómo les fue a Duque y a los alcaldes?

El presidente Iván Duque tiene la aprobación más baja en lo que va del gobierno. Los alcaldes arrancaron con el viento a favor. La protesta social pierde respaldo, y aumenta la desconfianza frente al compromiso estatal con el acuerdo de paz.

29 de febrero de 2020

La primera gran radiografía de 2020 deja cuatro grandes conclusiones: el presidente Iván Duque atraviesa por sus niveles más bajos de popularidad desde que asumió el gobierno; la protesta social pierde apoyo ciudadano por cuenta de los bloqueos y el vandalismo; Bogotá respira un aire de optimismo por la alcaldesa Claudia López; y el país está escéptico frente al avance del cumplimiento del acuerdo de paz con las Farc. Este panorama aparece en la más reciente encuesta de Gallup.

El pesimismo cedió terreno en comparación con diciembre, pero la inmensa mayoría de las personas (el 73 por ciento) creen que las cosas en el país empeoran. A ese ambiente negativo contribuyen la inseguridad, el desempleo, la corrupción, el estado de la economía, el costo de vida y el manejo de la llegada masiva de inmigrantes venezolanos. En estos temas las personas consideran que no hay motivos para sentir optimismo a futuro.

En marzo, Duque comenzará de ceros su relación con el Congreso. Con la nueva ministra del Interior, Alicia Arango, y la reciente coalición pactada con el ingreso de Cambio Radical y La U al gabinete, el presidente aspira a recuperar gobernabilidad. Nada de eso será fácil y buscará devolverles la esperanza a los ciudadanos.

En la capital, tras la llegada de Claudia López, el optimismo creció 16 puntos porcentuales y el pesimismo cayó 20 en comparación con diciembre. En una ciudad difícil de administrar, donde los alcaldes no tienen respiro, la mandataria vive una luna de miel, con el 67 por ciento de aprobación. Ningún alcalde ha tenido un inicio tan favorable en esa materia en los últimos 26 años.

Hasta ahora, con una serenidad que dista del temperamento altisonante que la caracterizó en el pasado, Claudia López ha apostado por una gestión dialogante. Además, pese a las críticas de sus seguidores, ha sabido ganar el respaldo de otros sectores que no votaron por ella. Lo hizo al darles continuidad a proyectos clave de infraestructura, como el metro de Bogotá o TransMilenio por la 68, que venían de la administración de Enrique Peñalosa.

El nivel de confianza con el que arranca la mandataria le impone el reto de satisfacer las altas expectativas que ha generado. Este cambio positivo que experimenta Bogotá no es muy similar al que vive Medellín, curiosamente, una ciudad donde Federico Gutiérrez siempre marcó bien en las encuestas (terminó con el 82 por ciento de aprobación).

De todos modos, aunque no llega a esas cifras, Daniel Quintero comienza con un 55 por ciento de respaldo, un buen capital político. En esta primera encuesta, alcanzó una desaprobación del 29 por ciento, la más alta en los últimos cinco años en la ciudad.

¿Qué ocurre en Medellín? A Quintero lo eligió un sector independiente, alternativo, joven, con ganas de cambio. El nuevo alcalde, en sus primeras semanas, se encontró con una oposición férrea del uribismo, desde la que lo han criticado por ser “blando” frente a la criminalidad. Ante eso, el alcalde se la ha jugado por acciones como el ingreso del Esmad a la Universidad de Antioquia. Eso le valió aplausos desde la centroderecha, pero críticas en las bases que lo apoyaron. La encrucijada no es fácil: el uribismo, aunque le reconozca decisiones, mantendrá los cuestionamientos, mientras que sus seguidores empezaron a distanciarse de él.

En ciudades como Barranquilla y Bucaramanga, los alcaldes Jaime Pumarejo y Juan Carlos Cárdenas mantienen buenos niveles de aprobación (79 y 61 por ciento, respectivamente), pero están lejos de alcanzar los niveles de popularidad de Alejandro Char y Rodolfo Hernández. Tanto Pumarejo como Cárdenas son sus herederos directos y tienen la misión de mantener la senda que encontraron. En el caso de Cali, Jorge Iván Ospina empieza con una buena valoración de los ciudadanos (el 62 por ciento lo apoya).

Los líderes del Comité del Paro, que no dan su brazo a torcer con un pliego de más de 100 peticiones, algunas de ellas calificadas de inviables por el Gobierno, empiezan a perder el apoyo de la gente. En diciembre, el 74 por ciento estaba de acuerdo con las protestas en las calles, pero en febrero ese indicador cayó al 67 por ciento. Al mismo tiempo, la imagen favorable de los sindicatos, principales promotores de las manifestaciones, bajó 6 puntos. El desgaste es notorio y ahí tiene que ver con que el 61 por ciento de las personas resultaron afectadas alguna vez por las protestas.

En ese contexto, también creció el porcentaje de personas que aprueban que el Esmad intervenga contra los bloqueos y el vandalismo: el apoyo pasó del 58 por ciento en diciembre al 67 por ciento en febrero de este año. Y a raíz del caso del médico que mató a tres asaltantes que lo iban a atracar en un puente peatonal en el norte de Bogotá, el 75 por ciento dice que está de acuerdo con que una persona use la fuerza para defenderse.

Por cuenta de la grave crisis económica y social que afronta Venezuela, la encuesta de Gallup muestra que los colombianos creen que el país podría vivir una situación similar a la de sus vecinos en el futuro. El 57 por ciento opina eso y, desde octubre de 2018, ese porcentaje viene creciendo en forma sostenida. Sobre Venezuela llama la atención que el 57 por ciento de los colombianos se muestran a favor de una intervención militar de Estados Unidos. En este capítulo sigue siendo preocupante que seis de cada diez consideran desfavorable que los venezolanos lleguen al país para quedarse.

El Gobierno deberá trabajar más en mostrar los avances del acuerdo de paz con las Farc. Aunque Duque dice que no hará trizas lo firmado en La Habana, la opinión pública percibe lo contrario: el 67 por ciento piensa que el Gobierno no cumplirá lo pactado. Además, el 76 por ciento considera que la implementación de lo acordado con la exguerrilla va por mal camino. Dicha desconfianza también tiene que ver con la Farc como tal, pues creció el porcentaje de personas (del 60 al 69 por ciento) que dice no creer en que sus integrantes cumplirán lo convenido en los acuerdos.

En conclusión, la primera medición de Gallup del año refleja un pesimismo nacional que el Gobierno deberá atender cuanto antes. Los nubarrones se ven en todos los frentes.