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Andrea Guerrero, periodista colombiana. | Foto: @crimsoncrazed

Entrevista

“Ver una mujer haciendo preguntas genera incomodidad”, dice la periodista Andrea Guerrero

La reconocida periodista deportiva Andrea Guerrero habla en SEMANA sobre su carrera, la maternidad, los logros profesionales y su gusto por la política.

3 de junio de 2023

SEMANA: ¿Cómo logró ser una de las periodistas deportivas más exitosas?

Andrea Guerrero: Tuve una enorme ventaja y fue la oportunidad. Creo que hay muchas mujeres talentosas y disciplinadas que perfectamente podrían triunfar en el periodismo deportivo o en la profesión que elijan, pero la oportunidad que me dio RCN Radio y Televisión marcó toda la diferencia.

SEMANA: ¿Quiénes fueron sus referentes?

A.G.: Liliana Salazar fue muy importante para mí. Cuando estuve al aire en el primer noticiero, me ayudó con el libreto y me dijo algo que no se me va a olvidar: “Ya te subiste acá, no te dejes bajar nunca”. Nosotras en el periodismo deportivo, contrario a lo que muchos creen, hemos sido muy solidarias siempre. Existe una competencia sana y apenas natural. Otra mujer inspiración fue Olga Lucía Barona.

SEMANA: ¿Quién ha sido Carlos Antonio Vélez en su vida?

A.G.: La profesión me ha dado regalos espectaculares como ese papá profesional que ha sido Carlos para mí. Mi consejero, el hombre más estricto y muy lejos de ser un comité de aplausos. Me formó, lo oigo todos los días, mi hija lo adora a él y a su esposa.

SEMANA: ¿Cuál ha sido la entrevista más satisfactoria y la más difícil?

A.G.: La de mayor satisfacción fue el día que logré hablar con Lionel Messi. Soñaba con conocerlo y Faryd Mondragón me cumplió el sueño. No pude hablar con él porque temblaba y lloraba, Messi no entendía qué era lo que estaba pasando. Luego vino a Colombia, se acordó y me dejó pasar para entrevistarlo. También pude compartir con Pep Guardiola y en los mundiales con los jugadores de la selección.

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Andrea Guerrero, periodista deportiva. | Foto: @crimsoncrazed

SEMANA: ¿Por qué el Mundial de Brasil fue tan difícil para usted?

A.G.: Porque fui con 12 semanas de embarazo de Luna. Fue la primera vez que me enfrenté a un matoneo digital. Ahí nadie sabía que yo estaba embarazada. Fui acusada de estar borracha al aire, que es un estigma que aún cargo. Me recuerda cómo estuvo la vida de mi hija en riesgo.

SEMANA: ¿Por qué en riesgo?

A.G.: Nadie sabía que estaba embarazada, excepto mis jefes, el camarógrafo y Ricardo Henao. Las jornadas de trabajo en un Mundial son agotadoras. Vivía con mucho sueño y un agotamiento muy particular. Estaba sensible, lloraba, me daba mal genio todo. Habíamos trasnochado mucho el día anterior. Fuimos a Muy buenos días, había un grupo vallenato y tuve que exigirme mucho, mostrarme como si estuviera más contenta. Empecé a sentirme muy mareada. Quise seguirle la cuerda a Ricardo, reírme, mover los hombros en la onda de que estábamos felices por Colombia, pero estaba muy cansada y me quería ir a dormir. El video de cuatro horas de transmisión fue editado y ahí empezó el matoneo, entonces, me decían que yo estaba borracha. Gabriel Reyes era el presidente del canal, él sabía y recibí su apoyo y el de todo el canal. Pensé mucho en salir al aire y contar, pero no quería usar a mi bebé para defenderme de una situación, lo llevé sola. Jota Mario, quien era muy cercano a mí, lo sabía. Él supo que yo estaba muy afectada y salió al aire a pedir respeto. En el partido contra Uruguay me llegaban mensajes con muchas cosas feas, fui al baño y estaba sangrando.

SEMANA: ¿Este capítulo partió su historia del periodismo en dos?

A.G.: Brasil me generó eso. Muchas veces se hacen juicios sin saber realmente lo que pasa. En el periodismo deportivo, las mujeres tenemos un margen de error distinto. Esos episodios la gente los cobra mucho más duro.

SEMANA: ¿Ese ha sido su episodio más difícil?

A.G.: No, yo creo que fue el episodio de Pablo Armero y su convocatoria a la selección en la que yo opiné después de conocerse el maltrato a su pareja. Fue el más difícil, porque, además, yo tenía una hija y una responsabilidad distinta.

Andrea Guerrero
Andrea Guerrero | Foto: Heidy León - SEMANA

SEMANA: ¿Hubo amenazas para su hija?

SEMANA: ¿Es verdad que le tiene miedo a volar?

A.G.: Le tengo mucho miedo a los aviones porque, además, sufro desmayos por una cosa llamada el síncope vasovagal en momentos de mucho estrés. Lo descubrí en un avión porque yendo al Mundial de Rugby en Japón me desmayé en el vuelo a Tokio. Incluso, Luna ya sabe cómo manejarlo.

SEMANA: Cuál es la mejor versión de Andrea: ¿mamá, amiga o jefe?

A.G.: Como amiga soy leal. Como mamá soy muy gallina, pero sensible. He logrado encontrar el equilibrio. Vivo la maternidad sin culpa, soy mamá sobreprotectora e intensa. Luna es arquera y creo que Faryd Mondragón ha sido el responsable de despertar eso y practicar el parkour, un deporte que no se me hubiera pasado por la cabeza. Es absolutamente feliz haciéndolo y creo que ella me ha enseñado que tengo que respetar la individualidad. Como jefe es muy difícil separar las cosas, pero he tenido que aprender a hacerlo.

SEMANA: ¿Usted juega fútbol o practica algún deporte?

A.G.: Voy al gimnasio todos los días, muy a las cuatro de la mañana. Traté de jugar fútbol, pero me tocaba con los hombres y me quebré el brazo. Juego tenis, no soy buena, pero sí disciplinada.

Andrea Guerrero y el costoso producto que le tocó comprar en Qatar
Andrea Guerrero. | Foto: Cuenta de Instagram @andreaguerreroquintero

SEMANA: ¿Ser talentosa y bonita le crea un estigma adicional?

SEMANA: ¿Le coquetean los futbolistas o los personajes que entrevista?

A.G.: Yo creo que las cucuteñas tenemos fama de ser tan bravas que no hay muchos valientes. No me ha pasado nada así, porque he sido muy distante en ese sentido. Llego a los futbolistas muchas veces por sus esposas.

SEMANA: ¿Quiere otro hijo?

A.G.: Disfruto la maternidad sin añorar lo que no tengo hoy. Soy la mamá de Luna, estoy enamorada de ella. Me cuesta hablar de mi vida personal, no me gusta pasar esa raya, porque es mi lugar seguro.

SEMANA: Usted ha dicho que le gusta la política. ¿Qué hay de Andrea en ese ámbito?

A.G.: Mucho. En mi casa vi un papá político y presidente de un equipo de fútbol. A los periodistas deportivos nos piden que no hablemos de eso en redes, pero creo que cualquier ciudadano puede manifestar su opinión. Sin embargo, en el país es difícil porque nos criaron diciéndonos que no hablemos ni de política ni de religión con los amigos ni en la mesa. Creo que es una equivocación porque hay que hablar con los que piensan diferente.

Andrea Guerrero y James Rodríguez
Andrea Guerrero y James Rodríguez | Foto: Instagram

SEMANA: ¿Cómo ve el país?

A.G.: Hablo desde el deporte. Me preocupa la desesperanza e intolerancia, por ejemplo, en los estadios, porque son un reflejo de la sociedad. Hace poco conocí a la ministra Astrid Rodríguez y manifestó que el deporte no solo debe ser visto como alto rendimiento, sino que también tiene que haber un complemento desde la educación y transformación de la sociedad.

SEMANA: Un día puso en Twitter que se cansó y que le iba a responder a todo aquel que la irrespetara. ¿Por qué tomó esa decisión?

A.G.: No quise seguir naturalizando la agresión en redes. Complacía a todos los que me decían que no pusiera atención a unos pocos. Pero no puede ser que la agresión sea vista como algo normal en Colombia y en eso se convirtieron las redes. Caímos en el error de creer que las redes nos representan.

SEMANA: ¿Qué sueño le falta por cumplir?

A.G.: Tener mi propio programa.

SEMANA: En la entrevista con James dijeron que usted le coqueteó y le criticaron el abrazo.

A.G.: No hubo un solo medio que no hablara de lo que dijo James Rodríguez. Me gusta que el protagonista sea el entrevistado y no yo. Pero ver una mujer exitosa que hace preguntas genera incomodidad. Criticaron el abrazo y yo siempre he creído que como periodista no dejo de ser humana. Nos hemos deshumanizado como comunicadores y también al entrevistado. Debe haber un vínculo emocional para comunicar. No soy menos profesional por dar un abrazo. Me sentí nerviosa porque sé que James es un ídolo, pero, al mismo tiempo, divide al país.